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viernes, 23 de septiembre de 2022

Saludo y Reflexión: Otoño. "LA CAÍDA DE LA HOJA". Viernes, 23 - Septiembre - 2022.

 "Ventana abierta"

LA CAÍDA DE LA HOJA

En un jardín frondoso había una vez dos árboles muy hermosos, uno de ellos era de hoja perenne, el otro de hoja caduca.



Uno le decía al otro:
- "¡Mira qué hermoso soy!, mis hojas siempre están sujetas a las ramas y jamás caen, me estoy alimentando continuamente de su savia. ¡Mira qué hermoso color verde tengo!, y mis nervios están turgentes, respiro vida por todos lados!

El otro árbol se entristeció, se llevó unos días sin querer hablar, porque tenía mucha pena, ¿por qué tenía él que ser de hoja caduca? ¿Por qué sus hojas cuando llegaba un determinado tiempo debían caer? ¡No comprendía!
Él quería ser como el árbol de hoja perenne.
¡Qué hermosas hojas verdes tenía aquel árbol!
Tan triste estaba, que solo sabía pensar y pensar sobre lo mismo. 

Tan absorto estaba que no reparó en una mariposa que pasaba por allí, esta le dijo:
- Querido amigo árbol, tú que me alimentas, ¡abre esas hermosas flores que tienes, que quiero libar el polen de sus hermosos estambres y pistilos!

Pero el árbol no reaccionaba.

Entonces la mariposa se posó en una de sus flores y comenzó a intentar libar aquello tan rico. 

Fue entonces, en ese momento, cuando el árbol se fijó, y, hablándole a la mariposa, tristemente le dijo:
- Estoy muy triste, porque mis hojas pronto caerán, quedaré desnudo, el frío  viento del invierno amenazará con helarme, y yo, tal vez desapareceré.

La mariposa no daba crédito a lo que oía.
- ¡Pero qué dices, tú estás muy equivocado!, cada otoño caerán tus hojas, pero de nuevo volverán a renacer y quizá más fuerte que antes. ¡No estés triste!
Tú me das vida a mí que me alimento de tus lindas flores, con mis patitas y alas voy dejando por otros sitios ese polen maravilloso que, luego hará posible que nazcan otros árboles o flores igual a las tuyas, por eso te digo que tú vas creando vida. Yo, que me alimento de tantas flores, puedo decirte que las tuyas son las mejores.
Y dicho esto se alejó.

Pasaron unos minutos, cuando se acercó una abeja, y viendo esta aquellos estambres que sobresalían de la flor y que a su vista se veían tan sabrosos, comenzó a obsorber, saltando de flor en flor hasta saciar su apetito.

El árbol ya más animado, le preguntó:
- "¿Te gustan el sabor de mis flores?".

A lo que la abeja contestó enseguida:
- "¡Muchísimo! 
Son las mejores que he probado, por eso vengo siempre a ti; luego la miel que destilo, dicen que es la más rica.

El árbol le dijo:
- "Yo estaba triste, ¿sabes?, pero vino la mariposa y cambió mi ánimo, y ahora vienes tú, y también me haces sentir alegre.
Yo pensaba que no servía para nada, solo para ensuciar y afear el jardín cuando mis hojas caen, y veo que sirvo para muchas cosas.

- ¡Pues claro! - contestó la abeja!
Piensa que cuando yo absorbo de los estambres, algunos granitos de polen suelen caer dentro de los pistilos, y de esta manera van naciendo los frutos, luego las semillas hacen que broten y se transformen en una nueva planta.

Y así fue cómo el árbol de hoja caduca se sintió inmensamente feliz, porque se dio cuenta de que su vida no era estéril, como él creía, sino que servía para mucho más en la naturaleza. 

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