La envidia hace parecer más abundantes las mieses de los campos ajenos y más rico en leche el rebaño vecino pero, el resultado de la envidia es que quien mira demasiado las cosas ajenas no disfruta de las propias. La envidia es natural en nosotros y, es por añadidura un vicio y una desgracia. La envidia de los hombres muestra lo infelices que se sienten. Su incesante atención a lo que los demás hacen o dejan de hacer, indica lo mucho que se aburren. Sin envidia disfrutemos de nuestras propias cosas, de nuestra propia vida.
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