"Ventana abierta"
La sinceridad es un reto que el hombre ha tenido y tendrá siempre, porque la sinceridad exige comunicación, diálogo y amor a la verdad.
La sinceridad exige también fidelidad al proyecto personal y común de la vida. Exige olvido de sí mismo para abrirse a la realidad de los demás y más necesitados.
La sinceridad implica autenticidad y coherencia existencial, y es que en el fondo es cuestión de saber amar.
Con facilidad caemos en la palabra, dejando a un lado la verdad, el servicio, el amor... porque el hecho de amar es solo verdadero cuando amamos realmente al otro, no como nosotros le queremos y quisiéramos que fuese, sino tal como él es.
El comunicarse y amar está en íntima relación, son la otra cara de la sociedad del consumo y el individualismo.
Necesitamos comunicarnos, dialogar, intercambiar experiencias, más aún, necesitamos compartir vivencias.
En medio de esta aparente contradicción debe nacer la verdad, en definitiva, debe haber sinceridad.
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