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miércoles, 22 de diciembre de 2021

HOY EL RETO DEL AMOR ES DECIR A LA VIRGEN, EN UN RATO DE ORACIÓN Y POR LA INTERCESIÓN DE JESÚS, QUE ME CURE AQUELLO QUE NECESITA SER SANADO. Miércoles, 22 - Diciembre - 2021

"Ventana abierta"

HOY EL RETO DEL AMOR ES DECIR A LA VIRGEN, EN UN RATO DE ORACIÓN Y POR LA INTERCESIÓN DE JESÚS, QUE ME CURE AQUELLO QUE NECESITA SER SANADO

Hola, buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

¿NO SOY YO TU MADRE?

En esta semana que antecede al nacimiento de Jesús, la Virgen María es la persona que los Evangelios nos ponen delante, para que consideremos sus actitudes y sus virtudes perfectas:

-¡Qué fe ante el anuncio del ángel y después, en la espera del nacimiento de su Hijo!...

-¡Qué obediencia para acoger la Palabra de Dios en su seno, sin hacer inútiles indagaciones!…

Y sobre todo:
-¡Qué amor a Dios, por encima de sí misma!...

Contemplándola, me he remontado, en la oración, a la experiencia que yo misma tengo de su poder de intercesión, porque Ella es santa y bienaventurada... Creo que ya os he comentado alguna vez, un episodio que viví de su mano, cuando todavía era una niña de ocho años:

Enfermé de meningitis y la gravedad era tal, que ni los médicos ni mi familia esperaban o confiaban en mi curación... Yo, mientras, entre estados de inconsciencia, ataques, ceguera y unos dolores de cabeza insoportables, luchaba con la enfermedad... Mejor diré que la Virgen María luchaba en mí y, a pesar de todo, me sostenía la vida...

Mi madre debió de oír acerca del agua milagrosa de Fátima que curaba al que la bebía con fe, y se hizo con ella... En un momento de consciencia, me propuso beber este agua, si quería curarme, y yo accedí. Por entonces todavía yo no conocía a la Señora... Pero me fié de mi madre y acogí su confianza en la Virgen como si fuera mía...

No sé qué se obró en mi interior, pero, al poco tiempo, di un brinco en la cama y empecé, saltando, a repetir con voz muy fuerte: “¡¡Estoy curada, estoy curada!!”... Mi madre, asustada, me redujo de nuevo a la cama y me volvió a acostar... Ella no entendía nada, porque mi estado era muy grave... Pero a partir de aquí, comencé a mejorar, con la sorpresa de los médicos y de mi familia...

Este irrumpir la Virgen María en mi vida, devolviéndome la salud, parece un episodio pequeño y circunstancial, pero no es así: en el Cielo debió de haber un “diálogo divino” en el que María pidió a Jesús su misericordia y amor, porque quería derramarlos sobre está pequeña que Ella amaba tanto...

Veo que, la Virgen María, es poderosa para curar cualquier enfermedad y dolencia, porque todo lo que le pide a su Hijo, se lo concede, ¡y con creces!...

Y es que, el Cuerpo de Jesús, está hecho de la sustancia de María, y al Padre le agradó infinitamente que Ella fuera la Madre de su Hijo, el muy Amado…

Hoy el reto del amor es decir a la Virgen, en un rato de oración y por la intercesión de Jesús, que me cure aquello que necesita ser sanado. Todo lo haré con la confianza de una niña de ocho años…

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¡Feliz día!
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