"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Acuérdate de tu Creador en los días de tu
juventud, antes que vengan los días malos.
Eclesiastés 12: 1
Una decisión aplazada
En la vida de Alberto, un joven lleno de vida,
todo iba bien. Sus amigos apreciaban su energía y su seriedad. Aparentemente
tenía un futuro prometedor. Cuando era niño había asistido al club bíblico y
había oído, memorizado e incluso cantado muchos pasajes de la Biblia. Sabía que
Jesucristo había muerto en la cruz para salvar del juicio eterno a pecadores
como él. Confesar su estado personalmente a Dios lo hubiese comprometido. Por
ello prefería buscar excusas: todavía tengo tiempo, soy joven, la religión es
para las personas mayores.
Un día uno de sus amigos le preguntó:
– Si mueres, ¿a dónde irás?
– Iré al infierno… no he confesado mis pecados
a Dios.
– Pero tú sabes que basta arrepentirse para ser
perdonado. ¿No te asusta tu situación?
– Claro que sí, pero tengo mucho tiempo por
delante. Ahora estoy muy ocupado…
– ¡Debes reflexionar seriamente!
Un año después, durante las vacaciones,
mientras paseaba en la montaña, resbaló: su caída fue mortal.
El “mucho tiempo” se redujo a escasos segundos.
Segundos de pánico… ¿Tuvo tiempo para clamar a Dios y decirle: Jesús, pequé,
sálvame? ¿Dónde estará Alberto en la eternidad? ¿En el paraíso o en el
infierno? ¡Solo Dios lo sabe!
Usted, querido lector, que siempre aplaza la decisión más importante de la vida, preste atención: ¡aún hoy puede entregar su vida a Jesús! Él murió por usted y le tiende la mano una vez más; ahora lo hace mediante este mensaje. ¡Arrepiéntase y crea en él para ser salvo eternamente!




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