"Ventana abierta"
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández
El autor nos conduce en estos cinco minutos diarios para abrirnos al Espíritu de Dios y percibir la fuerza de su consuelo.
La magnanimidad es una hermosa virtud, que nos
lleva a desear cosas grandes, a gastar nuestra vida para regalarle algo grande
a este mundo. Porque ser humildes no quiere decir que escondamos nuestras
capacidades o que enterremos nuestros talentos. El Espíritu Santo no se goza en
nuestra destrucción ni espera que renunciemos a nuestros sueños. Al contrario,
él nos lanza a la aventura de vivir cosas grandes.
Eso está claro en la vida de Santa Teresa de
Ávila, que hoy recordamos. Ella desde pequeña soñaba con hacer cosas grandes
por Cristo. Pero en esa época, hace quinientos años, las mujeres no podían
destacarse en la sociedad ni en la Iglesia.
A ella la estimulaba mucho la lectura de las vidas
de santos y de los libros de caballería. Por eso un día, siendo niña, quiso
escapar con su hermano con el deseo de dar la vida por Cristo en tierras
paganas.
En 1535 entró al convento de la Encarnación en
Ávila. Pero se puede decir que sólo veinte años después ocurrió su gran
conversión, la acción más poderosa del Espíritu Santo. Al poco tiempo sintió el
llamado de Dios a reformar la vida de los conventos carmelitas, devolviéndoles
su espíritu de austeridad y fervor evangélico, donde no debería faltar la
alegría. A esta reforma se le unió San Juan de la Cruz. Ambos sufrieron burlas
y persecuciones, pero nada podía frenar a esta mujer decidida y segura. A su
intensa actividad unió una altísima experiencia mística que quedó plasmada en
sus escritos espirituales, por los cuales se la declaró doctora de la Iglesia.
Fundó muchos conventos reformados, lo cual le significó numerosos viajes que
deterioraron su salud. A causa de esos viajes la llamaban despectivamente
"mujer inquieta y andariega".
Pero a pesar de las persecuciones que soportó
de parte de las mismas autoridades de la Iglesia, expiró diciendo: "Muero
hija de la Iglesia". Porque el Espíritu Santo, que nos invita a vivir
cosas grandes, nos lleva también a vivirlas en humildad y en fraternidad, nunca
en la vanidad y la división.
Teresa es un hermoso estímulo que nos invita a
dejarnos llevar por el Espíritu Santo sin cobardías ni mezquindades, sabiendo
que, unidos al Señor, y más allá de lo que nosotros podamos ver, nuestra vida
dará mucho fruto.
#CincoMinutos #EspírituSanto #VíctorManuelFernández #EditorialClaretiana
No hay comentarios:
Publicar un comentario