"Ventana abierta"
La Buena Semilla
El amor es de Dios. Todo aquel que ama, es
nacido de Dios, y conoce a Dios… Dios es amor. En esto se mostró el amor de
Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para
que vivamos por él.
Juan 4: 7-9
El amor vencedor (1)
Para nuestro bien, Dios nuestro creador nos dio
en la Biblia instrucciones con respecto a la vida, las costumbres, la pureza,
la honestidad, etc., fundamento moral de las sociedades cristianizadas durante
siglos. Los mayores entre nosotros pueden atestiguar que recibieron esta
enseñanza, incluso en la escuela pública.
Hoy rechazamos buena parte de estas
instrucciones argumentando que atacan nuestra libertad. Se dice que la noción
de bien y de mal no debe ser un obstáculo para disfrutar la vida, sino todo lo
contrario, hay que favorecer la emancipación del individuo… Entonces la
conciencia pierde sus referencias. La obstinación del hombre que se aleja de la
voluntad de Dios conduce a acrecentar la violencia y la inmoralidad.
Independencia, egoísmo y orgullo del corazón humano, que es engañoso y
perverso, son la causa de ello (Jeremías 17: 9). Frente a todo este mal,
¿quién tendrá la victoria? Solo el amor de Dios, porque Dios es amor y luz. El
amor a sí mismo, egoísta e interesado, mezclado con el deseo de poseer y
afirmarse frente a su prójimo, es lo opuesto al amor que brilló en Jesucristo,
en su vida entre los hombres. Jesús nos amó hasta el extremo cuando, clavado en
la cruz por manos inicuas, sufrió y murió para borrar la deuda de nuestros
pecados ante Dios.
“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a
su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna” (Juan 3: 16). Los que creen son testigos de este amor
vencedor.
(mañana continuará)
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