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jueves, 13 de mayo de 2021

Relato de las apariciones según Sor Lucía, la mayor de los videntes. Jueves, 13 - Mayo - 2021

 "Ventana abierta"

Apariciones de Nuestra Señora de Fátima – Portugal

Relato de las apariciones según Sor Lucía, la mayor de los videntes.

Santa Lucía con el Papa Juan Pablo II

Primera aparición del Ángel:

Fue en la primavera de 1916 que se apareció el ángel por primera vez en la cueva “Loca de Cabeco”.
Subimos con el ganado al cerro arriba en busca de abrigo, y después de haber tomado nuestro bocadillo y dicho nuestras oraciones, vimos a cierta distancia, sobre la cúspide de los árboles, dirigiéndose hacia el saliente, una luz mas blanca que la nieve, distinguiéndose la forma de un joven trasparente y más brillante que el cristal traspasado por los rayos del sol. Al acercarse más pudimos discernir y distinguir los rasgos. Estábamos sorprendidos y asombrados:
Al llegar junto a nosotros dijo: “No temáis. Soy el Ángel de la Paz. ¡Orad conmigo!”
Y arrodillado en tierra inclinó la frente hasta el suelo. Le imitamos llevados por un movimiento sobrenatural y repetimos las palabras que oímos decir:
-“Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman”.
Después de repetir esto tres veces se levantó y dijo: -“Orad así. Los Corazones de Jesús y María están atentos a la voz de vuestras suplicas”
Y desapareció… Tan íntima e intensa era la conciencia de la presencia de Dios, que ni siquiera intentamos hablar el uno con el otro, permanecimos en la posición en que el Ángel nos había dejado y repitiendo siempre la misma oración.
No decíamos nada de esta aparición, ni recomendamos tampoco el uno al otro guardar el secreto. La misma aparición parecía imponernos silencio.

Segunda aparición del Ángel: 

Ocurrió a mediados del verano, cuando llevábamos los rebaños a casa hacia mediodía para regresar por la tarde. Estábamos a la sombra de los árboles que rodeaban el pozo de la quinta Arneiro. De pronto vimos al mismo Ángel junto a nosotros:
“¿Qué estáis haciendo? ¡Rezad! ¡Rezad mucho! Los corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo!”
-¿Cómo hemos de sacrificarnos?, pregunté.
-“De todo lo que pudierais ofreced un sacrificio como acto de reparación por los pecados cuales Él es ofendido, y de súplica por la conversión de los pecadores. Atraed así sobre vuestra patria la paz.
Yo soy el Ángel de su guardia, el Ángel de Portugal. Sobre todo, aceptad y soportad con sumisión el sufrimiento que el Señor os envíe”.
Estas palabras hicieron una profunda impresión en nuestros espíritus como una luz que nos hacía comprender quien es Dios, como nos ama y desea ser amado, el valor del sacrificio, cuanto le agrada y como concede en atención a esto la gracia de conversión a los pecadores.
Por esta razón, desde ese momento, comenzamos a ofrecer al Señor cuanto nos mortificaba, repitiendo siempre la oración que el Ángel nos enseñó.

Tercera aparición del Ángel: 

Fue en octubre o a fines de septiembre, pasamos un día desde Pregueira a la cueva Loca de Cabeco, caminando alrededor del cerro al lado que mira a Aljustrel y Casa Velha. Allí decíamos nuestro rosario y la oración que el Ángel nos enseñó en la primera aparición.

Estando allí apareció por tercera vez, teniendo en sus manos un Cáliz, sobre el cual estaba suspendida una Hostia, de la cual caían gotas de sangre al Cáliz. Dejando el Cáliz y la Hostia suspensos en el aire, se postró en tierra y repitió tres veces esta oración:
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María te pido la conversión de los pobres pecadores.”
Después levantándose tomó de nuevo en la mano el Cáliz y la Hostia. Me dio la Hostia a mí y el contenido del Cáliz lo dio a beber a Jacinta y Francisco, diciendo al mismo tiempo:
-“Tomad el Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios.”
De nuevo se postró en tierra y repitió con nosotros hasta por tres veces la misma oración: Santísima Trinidad… y desapareció.
Durante los días siguientes nuestras acciones estaban impulsadas por este poder sobrenatural. Por dentro sentimos una gran paz y alegría que dejaban al alma completamente sumergida en Dios. También era grande el agotamiento físico que nos sobrevino.
No sé por qué las apariciones de Nuestra Señora producían efectos bien diferentes. La misma alegría íntima, la misma paz y felicidad, pero en vez de ese abatimiento físico, más bien una cierta agilidad expansiva; en vez de ese aniquilamiento en la divina presencia, un exultar de alegría; en vez de esa dificultad en hablar, un cierto entusiasmo comunicativo.

Las Apariciones de Nuestra Señora.
Primera Aparición de la Virgen: Domingo 13 de mayo, de 1917.

Estaba jugando con Jacinta y Francisco en lo alto, junto a Cova de Iría, haciendo una pared de piedras alrededor de una mata de retamas, de repente vimos una luz como de un relámpago.
-Está relampagueando- dije. Puede venir una tormenta. Es mejor que nos vayamos a casa.
-¡Oh sí está bien! contestaron mis primos. Comenzamos a bajar el cerro llevando las ovejas hacia el camino. Cuando íbamos por mitad de la pendiente, cerca de una encina, que aún existe, vimos otro relámpago, y habiendo dado algunos pasos más vimos sobre la encina una Señora vestida de blanco, más brillante que el sol, esparciendo luz más clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina atravesado por los rayos más ardientes del sol. Estábamos tan cerca que quedamos dentro de la luz que Ella irradiaba. 

Entonces la Señora nos dijo:

- “No tengáis miedo. No os hago daño.”

-Yo le pregunte:

¿De dónde es usted?

-“Soy del Cielo.”

-¿Qué es lo que usted me quiere?

-“He venido para pediros que vengáis aquí seis meses seguidos el día 13 a esta misma hora. Después diré quién soy y lo que quiero. Volveré una séptima vez.”

-Pregunté entonces:

¿Yo iré al cielo?

-“Si iras”

-¿Y Jacinta?

-“irá también”

-¿Y Francisco?

-“También irá, pero tiene que rezar antes muchos rosarios”.

Entonces me acordé de dos amigas de mi hermana que habían muerto hacía poco.

-¿Está María de las Nieves en el cielo?

-“Sí, está”

-¿y Amelia, de 18 ó 20 años?

-“Estará en el purgatorio hasta el fin del mundo.”

Y entonces dijo:

- “¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quisiera enviaros como reparación de los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?”

-Sí, queremos.

-“Tendréis, pues, mucho que sufrir, pero la gracia de Dios os fortalecerá”.

Diciendo esto la Virgen abrió sus manos por primera vez, comunicándonos una luz muy intensa que parecía fluir de sus manos y penetraba en lo más intimo de nuestro pecho y de nuestros corazones, haciéndonos ver a nosotros mismos en Dios, más claramente de lo que nos vemos en el mejor de los espejos. Entonces, por un impulso interior que nos fue comunicado también, caímos de rodillas, repitiendo humildemente:

-Santísima Trinidad, yo te adoro. Dios mío, Dios mío, yo te amo en el Santísimo Sacramento.

Después de pasados unos momentos Nuestra Señora agregó:

-“Rezad el rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”.

Acto seguido comenzó a elevarse serenamente, mientras la luz que la circundaba parecía abrirle el camino.

Segunda Aparición de la Virgen: Miércoles 13 de Junio. (Establece la devoción al Inmaculado Corazón de María.)

Después de rezar el rosario con otras personas que estaban presentes (unas 50) vimos de nuevo el reflejo de la luz que se aproximaba, y que llamábamos relámpago, y en seguida a Nuestra Señora en la encina, todo como en mayo.

-¿Qué es lo que quiere? -pregunté

-“Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, que recéis el rosario todos los días y que aprendáis a leer. Después diré lo que quiero además.”

-Le pedí la curación de una enferma.

Nuestra Señora respondió:

-“Si se convierte se curará durante el año”

-Quisiera pedirle que nos llevase al cielo.

-“Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré en breve, pero tú te quedarás algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien le abrazare prometo la salvación y serán queridas sus almas por Dios como flores puestas por mí para adornar su Trono.”

-¿Me quedo aquí solita?- pregunté con dolor.

-“No hija. ¿Y tú sufres mucho por eso? ¡No te desanimes! Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios.”

En ese momento abrió las manos y nos comunicó por segunda vez el reflejo de la luz inmensa que la envolvía. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de la luz que se eleva hacia el cielo y yo en la que se esparcía sobre la tierra. Delante de la palma de la mano derecha de nuestra Señora estaba un corazón rodeado de espinas que parecían clavarse en él. Entendimos que era el Corazón Inmaculado de María, ultrajado por los pecados de la humanidad, y que quería reparación.

Francisco muy impresionado con lo que había visto, me preguntó después:

-¿Por qué es que la Virgen estaba con un corazón en la mano irradiando sobre el mundo aquella luz tan grande que es Dios? Tú, Lucía, estabas con Ella en la luz que bajaba a la tierra y Jacinta conmigo en la que subía al cielo.

Le respondí:

-Es que tú, con Jacinta, iréis en breve al cielo. Yo me quedo con el Corazón Inmaculado de María en la tierra.

Tercera Aparición de la Virgen: Viernes, 13 de Julio.

Momentos después de haber llegado a Cova de Iría, junto a la encina, entre numeroso público (4.000 personas) que estaban rezando el rosario, vimos el rayo de luz una vez más y un momento más tarde apareció la Virgen sobre la encina.

-¿Qué es lo que quiere de mi? -pregunté.

-“Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, y continuéis rezando el rosario todos los días en honra a Nuestra Señora del Rosario con el fin de obtener la paz del mundo y el final de la guerra, porque solo Ella puede conseguirlo.

-Dije entonces: quisiera pedirle nos dijera quién es, y que haga un milagro para que todos crean que usted se nos aparece.

-“Continuad viniendo aquí todos los meses. En octubre diré quién soy y lo que quiero, y haré un milagro que todos han de ver para que crean”.
-“¡Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, y especialmente cuando hagáis un sacrificio: OH, Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María!

Al decir estas últimas palabras abrió de nuevo las manos. El reflejo de la luz parecía penetrar la tierra y vimos como un mar de fuego y sumergidos en este fuego los demonios y las almas como si fuesen brasas trasparentes y negras o bronceadas, de forma humana, que fluctuaban en el incendio llevada por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todos los lados, semejante a la caída de pavesas en grandes incendios, pero sin peso ni equilibrio, entre gritos y lamentos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor.
Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero trasparentes como negros tizones en brasa. 

Asustados y como pidiendo socorro levantamos la vista a nuestra Señora, que nos dijo con bondad y tristeza:

-“Habéis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que yo os digo se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra terminará pero si no dejan de ofender a Dios en el reinado de Pío XI comenzará otra peor.”
“Cuando viereis una noche alumbrada por una luz desconocida sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo sus crímenes por medio de la guerra, del hambre, de la persecución de la Iglesia y del Santo Padre. Para impedir eso, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones de la Iglesia: los buenos serán martirizados; el Santo Padre tendrá que sufrir mucho; varias naciones serán aniquiladas. Por fin, MI INMACULADO CORAZÓN TRIUNFARÁ. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal el dogma de la fe se conservará siempre……(Aquí comienza la tercera parte del secreto, escrita por Lucía entre el 22 de Dic. 1943 y el 9 de Enero 1944). Esto no lo digas a nadie. A Francisco si podéis decírselo.”
-“Cuando recéis el rosario, decid después de cada misterio: “Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente las más necesitadas.”
Y, como de costumbre, comenzó a elevarse en dirección a Oriente.

Cuarta Aparición de la Virgen:
Domingo 19 de Agosto, en los Valinhos La Aparición no se realizó el día 13 de agosto en Cova de Iría porque el Administrador del Consejo apresó y llevó a Vila Nova a los pastorcitos con la intención de obligarles a revelar el secreto. Los tuvo presos en la Administración y en el calabozo municipal.

Les ofreció los más valiosos presentes si descubrían el secreto. Los pequeños videntes respondieron:

-No lo decimos ni aunque nos den el mundo entero.

Los encerró en el calabozo. Los presos les aconsejaron:

-Pero decir al Administrador ese secreto. Que os importa que esa Señora no quiera?

-¡Eso no, respondió Jacinta con vivacidad, antes quiero morir!

Y los tres niños rezaron con aquellos infelices el rosario, delante de una medalla de Jacinta colgada en la pared.

El administrador para amedrentarlos, mandó preparar una caldera de aceite hirviendo, en la cual amenazaron asar a los pastorcitos si no hacían lo que les mandaban. Ellos, aunque pensaban que la cosa iba en serio, permanecieron firmes sin revelar nada. El día 15 de agosto, fiesta de la Asunción, los sacó del calabozo y los llevó a Fátima.

Lucía nos narra lo que sucedió en esta aparición.

Estuvimos con las ovejas en un lugar llamado Valinhos, Francisco y su hermano Juan, acompañándome, y sintiendo que algo sobrenatural se aproximaba y nos envolvía, sospechando que Nuestra Señora se nos aparecería y temiendo que Jacinta se quedaría sin verla, pedimos a su hermano Juan que le fuese a llamar. Entretanto, Francisco y yo vimos el reflejo de luz que llamábamos relámpago y al instante de llegar Jacinta vimos a la Señora sobre la encina.

-¿Qué es lo que quiere usted?

-Deseo que sigáis yendo a Cova de Iría en los días 13, que sigáis rezando el rosario todos los días. El último mes haré el milagro para que todos crean.

-¿Qué es lo que quiere usted que se haga con el dinero que la gente deja en Cova de Iría?

-Hagan dos bolsas, una para ti y Jacinta, para llevarla dos chicas más vestidas de blanco y otra que la lleve Francisco con tres niños más.
El dinero de las bolsas es para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, y lo que sobre es para ayuda de una capilla que se debe hacer.

-Yo quisiera pedirle la curación de algunos enfermos.

-Si, a algunos curaré durante el año.

Y tomando un aspecto muy triste, la Virgen añadió:

- “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por ellas”. 

Y la Virgen empezó a subir hacia Oriente, como de costumbre.

Quinta Aparición: Jueves, 13 de Septiembre.

Al aproximarse la hora fui a Cova de Iría con Jacinta y Francisco entre numerosas personas (30.000) que con dificultad nos dejaban pasar. Los caminos estaban apiñados de gente; todos nos querían ver y hablar.
Mucha gente del pueblo venía a pedirnos que presentáramos sus necesidades a Nuestra Señora. Otros, no pudiendo llegar junto a nosotros, clamaban de lejos.

Oíamos…

 -¡pidan que me cure a mi hijo inválido!… a mi hijo ciego… a mi hija muda… que me traiga a mi esposo que está en la guerra… que me convierta a un pecador… que estoy tuberculoso… etc. Allí aparecían todas las miserias de la pobre humanidad y algunos gritaban subidos a los árboles.

Por fin llegamos a Cova de Iría, y al alcanzar la encina comenzamos a decir el rosario con la gente. Un poco más tarde vimos el reflejo de luz y acto seguido, sobre la encima, a nuestra Señora, que dijo:

-“Continuad rezando el rosario para alcanzar el fin de la guerra. En Octubre vendrá también nuestro Señor, Nuestra Señora de los Dolores y del Carmen, San José con el Niño Jesús para bendecir al mundo. Dios está contento con vuestros sacrificios, pero no quiero que durmáis con la cuerda puesta, llevadla durante el día.” (La cuerda la llevaban atada a la cintura. Era uno de las más dolorosas mortificaciones que ofrecían por la conversión de los pecadores. También no comían meriendas, dejaban de tomar agua. Pero mayores eran los sacrificios que exigía la misión que la Virgen les encomendó: las vejaciones, curiosidad, molestias de la gente, interminables visitas, preguntas, persecución, ridículo, prisión, etc.)

-“Curaré a algunos enfermos, pero no a todos. En octubre haré el milagro para que todos crean”.

Sexta Aparición: Sábado 13 de Octubre (Milagro del Sol)

Había gente en masa (70.000) bajo una lluvia torrencial. Por el camino, las escenas del mes pasado, más numerosas y conmovedoras. Ni el barro de los caminos impedía a la gente arrodillarse en actitud humilde y suplicante.
Llegando a Cova de Iría, junto a la encina, pedí al pueblo que cerrasen los paraguas para rezar el Rosario. Poco después vimos el reflejo de luz y en seguida a la Virgen sobre la encina.

-¿Qué es lo que usted quiere?

-“Quiero decirte que hagan aquí una capilla en honor mío, que soy la Señora del Rosario, que continúen rezando el Rosario todos los días. La guerra está acabándose y los soldados pronto volverán a sus casas.”

-¿Curará a los enfermos?

-“Unos sí y otros no; es preciso que se enmienden; que pidan perdón de sus pecados.

Y tomando aspecto más triste dijo:

-“Que no se ofenda más a Dios Nuestro Señor, que ya es muy ofendido”.

El milagro del sol.

Y abriendo sus manos las hizo reflejar en el sol y, en cuanto se elevaba, continuaba el brillo de su propia luz proyectándose en el sol.
Y exclamé que todos mirasen al sol. Se da entonces el milagro del sol, prometido tres meses antes, como prueba de la verdad de las apariciones de Fátima. La lluvia cesa y el sol por tres veces gira sobre sí mismo, lanzando a todos los lados fajas de luz de variados colores. Parece a cierta altura desprenderse del firmamento y caer sobre la muchedumbre. Todos están atónitos. Los periodistas de los periódicos seculares que habían acudido incrédulos a desprestigiar las apariciones, tomaron fotos y dieron testimonio de aquel milagro en la prensa.
Al cabo de 10 minutos de prodigio el sol toma su estado normal.
Los tres niños eran favorecidos con otras visiones: Vimos al lado del sol a S. José con el Niño y a Nuestra Señora de los Dolores. El Niño Jesús parecía bendecir al mundo de la misma forma que S. José. Después se disipó esta visión y aparece Nuestra Señora del Carmen.

Fin de las apariciones de 1917: Lucía y las apariciones posteriores a 1917.

Lucía es la mayor de los videntes. Entró en la vida religiosa con las hermanas Doroteas, con las que vivió en Pontevedra antes de entrar en la clausura Carmelita en Coimbra, Portugal donde está hasta la fecha (1999).
En este período ocurrieron:
-La petición de los Cinco Primeros Sábados de Reparación.
-La visión de la Trinidad con la petición de la consagración de Rusia.

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