"Ventana abierta"
En medio
de esta pandemia, ¿Dónde está Dios?
Vatican News
Manuel Cubías - Ciudad del Vaticano
El sacerdote y teólogo jesuita, Víctor Codina,
reflexiona sobre algunas preguntas recurrentes en los cristianos, sobre todo,
en los graves momentos de amenaza o de dificultad. "¿Por qué Dios permite
la pandemia y calla? ¿Es un castigo? ¿Hay que pedirle milagros? ¿Dónde está
Dios?"
En las actuales circunstancias de pandemia,
afirma el sacerdote jesuita, los medios de comunicación se mueven entre dos
polos: los terroríficos y casi morbosos noticiarios televisivos y, las voces
más positivas y esperanzadoras.
Víctor Codina S.J. nos recuerda que también hay
medios que recurren a argumentos históricos, tratando de situar las dimensiones
de la pandemia en relación a otras, a las que ha sobrevivido la humanidad.
También afirma, con cierta sorpresa, el deseo de unidad europea como mecanismo
para enfrentar la crisis sanitaria, pues ésta atraviesa todas las fronteras y
afecta los intereses de los poderosos.
El silencio de Dios se hace muy
duro
Codina constata que, en este tiempo de pandemia,
evidentemente afloran muchos problemas económicos y de salud. Pero también
surgen problemas de orden teológico o religioso. El silencio de Dios se hace
muy duro para algunos, insiste. Algunas personas rezan, pidiendo milagros,
pidiendo que termine la pandemia, pero el milagro no llega. Entonces, se agrava
más la duda. ¿Dónde está Dios?
Dios está en el que sufre y en el
que sirve a los demás
Para el teólogo, la respuesta la encontramos en
la concepción de Dios que tengamos. “Dios es un misterio”. Dios a través de
Jesús se hace presente en la gente que sufre, en la gente que muere, en los
enfermeros y enfermeras y sanitarios que cuidan con cariño a las víctimas de
esta pandemia. Está en los científicos, en los que rezan. Allí Dios se hace
presente. Y se hace presente ayudándonos a llevar esta situación con esperanza.
Respeto a la creación y
solidaridad entre nosotros vencerán la pandemia
Codina insiste en que Dios está a nuestro lado
en los momentos de dificultad: “El señor nos ayuda a sufrir las
contrariedades de la vida y espera que nosotros colaboremos con la obra de la
creación, sin destruir la tierra y construyendo un mundo de fraternidad como
hijos del Padre, como hermanos y hermanas entre nosotros. La tierra está
herida, la tenemos que cuidar y hemos de construir un mundo nuevo. Esta
epidemia se puede convertir para nosotros en ocasión de renovar nuestra vida y
comenzar una vida nueva, más sencilla, no tan voraz, más colaboradora entre
todos, más solidaria, más respetuosa y con más sensibilidad hacia todo, porque
todo está interconectado. Esto es lo que Dios quiere, y Dios así, seguirá
presente aún en medio de nuestras dificultades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario