Ventana abierta"
Ignacio de Loyola
P. Leonardo Molina García
Celebramos hoy la memoria de san Ignacio,
aquel santo cuya vida es novelesca, y cuya espiritualidad, especialmente sus
Ejercicios Espirituales, han servido, y sirven, de inspiración y guía para
millones de personas.
Ignacio es el santo del discernimiento (1), el
santo de las dos banderas (2), el santo de la imaginación (3)… no puedo ocultar mi profunda admiración y el afecto por este
santo que tanto me ayuda en mi camino a la santidad.
Dentro de los Ejercicios uno de los
recovecos que para mí resulta más sugerente es aquel en el cual nos
plantea tres preguntas que
intitulan esta sencilla reflexión.
La primera vez que las escuché me
sorprendieron sobremanera, fundamentalmente me sorprendió repensar mi relación
con Cristo como una historia con pasado, presente y futuro. Me resultó
verdaderamente inspirador ver mi relación con Dios en perspectiva, y desde
entonces a todas las personas a las que acompaño en mi actividad pastoral les
sugiero que escriban su “biografía con Dios”, es una tarea de investigación
seria en la propia vida, necesaria especialmente si queremos vivir como
cristianos adultos, descubrir los vestigios de Dios en mi historia, porque Él
no se manifiesta solo en la Historia, sino que se hace visible, se revela
también en mi propio relato.
En segundo lugar, las tres preguntas me
conectan con una de las catequesis más hermosas que he podido recibir. Alguien
nos enseñaba a rezar y nos contaba que cada noche antes de dormir, rezaba por
las personas que había conocido, por las personas que conocía, y por las
personas que iba a conocer. Así, nos decía, lleva rezando por vosotros desde
hace mucho. Entender la relación con Cristo desde estas coordenadas, imaginar a
Jesús rezando así por mí, a lo largo de toda mi vida es la fuente de energía
más poderosa de mi experiencia cristiana, Dios ha estado, está y estará presente
en mi vida, sin dejarme de lado ni un sólo momento.
Y en tercer lugar, querría compartir con
vosotros hoy, la respuesta más directa a estas tres preguntas. De primeras, por
lo menos a mí me pasa, que me sale un “nada”, o un “poca cosa”, o simplemente
no se me ocurre que voy a hacer en un futuro por Cristo, tal vez, porque, ahora
mismo no sé ni que voy a comer dentro de un rato, así que como para saber qué
puedo hacer por Cristo, y saben a mí eso me creó inquietud.
Sin embargo, hoy sé que la única forma con la que puedo quedarme tranquilo
al responder esta pregunta, es poniendo al Señor como fuente y sentido de todo
lo que hago. Es verdad que muchas veces curioso he escudriñado caminos alejados
de Él, pero ciertamente es tarea de cada día reubicarme en el camino del amor
de Dios. ¿Qué hace una madre por su hijo? Todo, pues cuando te encuentres de
nuevo con estas preguntas de Ignacio, responde con determinación Todo, Señor.
Leonardo Molina García S.J.
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