"Ventana abierta"
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lunes, 31 de agosto de 2020
La botella de la felicidad. Cuento sobre la alegría para niños
"Ventana abierta"
Comparte con tus hijos este
cuento con valores sobre la tristeza y la alegría
Marisa Alonso Santamaría Poetisa
La botella de la felicidad
En ese
establecimiento se vendían al peso alegría y felicidad.
Un día, llevado por
los rumores, llegó a la tienda un hombre muy triste. Iba encorvado y arrastrando los
pies. Se plantó delante del tendero y preguntó con voz lánguida:
- ¿Venden aquí alegría?
- ¡Claro! - le dijo corriendo
a la trastienda.
El tendero volvió
enseguida y dejó encima del mostrador una botella transparente, aparentemente
vacía. La envolvió cuidadosamente y la introdujo en una bolsa.
- Aquí tiene - le dijo,
ofreciéndole la compra con una gran sonrisa.
El hombre lo miró extrañado,
pero viendo al tendero tan seguro, le pagó y salió de la tienda con la
sensación de haber sido estafado.
Cuando llegó a casa abrió el
envoltorio y encontró un papel en el que decía: Cuando lo embargue la
tristeza, siga las instrucciones:
1. Quitar el tapón y
aspirar profundamente el aire de la botella.
2. Taponar inmediatamente la
botella.
'Se recomienda no hacer más de
una aspiración al día. Puede ocasionar empacho de felicidad'.
El hombre triste
siguió cuidadosamente las instrucciones, y decidió en ese mismo instante probar
sus efectos.
Destapó la botella y aspiró
con fuerza.
- Fiuuuuuuuuuuuu.
Rápidamente, siguiendo las
instrucciones, volvió a taponar la botella.
A los pocos minutos empezó a sentirse muy contento.
Canturreaba y bailaba dando vueltas por toda la casa. Salió a la calle y,
sonriendo a todos, vio que todo el mundo le devolvía la sonrisa. A la hora de
regresar el efecto milagroso se iba pasando y, poco a poco, se volvió a poner
triste. Se acostó pensando que hacía años que no se había sentido tan feliz.
Al día siguiente, nada más
despertar, destapó la botella y aspiró con mucha fuerza tapándola
inmediatamente.
- Fiuuuuuuuuuuuu.
Al momento, le entró apetito y se preparó un
zumo de naranja, unas tostadas con aceite y jamón y unas ciruelas, que le
supieron a gloria. Se puso de muy buen humor.
Salió a la calle y, lo mismo
que el día anterior, empezó a cantar y bailar demostrando a
todos su alegría. No fue hasta el anochecer cuando notó que de nuevo la tristeza se apoderaba de su ánimo. A
pesar de saber que no debía hacerlo, fue a buscar la botella, la destapó y
aspiró con todas sus fuerzas tres veces seguidas.
- Fiuuuuuuuuuuuu,
fiuuuuuuuuuuuu, fiuuuuuuuuuuuu.
Al momento, comenzó a reír cómo un loco. No paró de
bailar, cantar y reír en toda la noche, hasta que estuvo tan cansado que cayó
embriagado.
No despertó hasta el atardecer
del día siguiente. Efectivamente, había tenido un empacho de felicidad tan grande que
estaba exhausto. No aspiró el aire milagroso esa tarde.
A la mañana siguiente no se
despertó tan triste como en otras ocasiones, era como si el efecto del aire se
mantuviera. Decidió no aspirar de la botella hasta casi mediodía.
- Fiuuuuuuuuuuuu.
Ahora, solo una vez. Y de
nuevo se puso muy alegre contagiando a todo el que veía.
Así estuvo un tiempo. Notó que
cada vez tenía menos necesidad de aspirar el aire de la botella, porque sin
apenas darse cuenta fue olvidando su tristeza. Tanto, que un día se olvidó de ella por completo.
Algunas preguntas de comprensión lectora para tu hijo
Puedes comprobar si
tu hijo permaneció atento al cuento.
Utiliza para ello estas sencillas preguntas de comprensión
lectora:
1. ¿Qué pidió el hombre triste
en la tienda de la felicidad?
2. ¿Qué advertencia le hizo el
vendedor de la tienda?
3. ¿Le sirvió al hombre la
botella de la felicidad?
4. ¿Qué le pasó
cuando tomó demasiado aire de la alegría?
5. ¿Cómo consiguió el hombre
vencer la tristeza?
Este cuento también se puede
aprovechar para hacer reflexionar a los niños sobre las emociones de las que
habla: la felicidad, alegría y tristeza. Para conocer el punto de vista de los
pequeños sobre este tema, hay que dejarles hablar y escucharles. Sin embargo,
está bien dirigir la conversación con algunas preguntas que te ayudarán a saber
la opinión de tus hijos. Las siguientes cuestiones te podrían ayudar:
- ¿Qué es para ti la
felicidad? ¿Y la tristeza?
- ¿Te acuerdas de algún
momento de tu vida en el que hayas sido especialmente feliz? ¿Y triste?
- ¿Qué haces tú cuando estás
triste?
- ¿Cómo podrías ayudar a tus
amigos, padres o hermanos para que estén más felices?
Un juego para traer la felicidad a la familia
A veces, con las
prisas y las preocupaciones del día a día no nos da tiempo a detenernos en una
de las cosas más importantes: ser felices. Por eso, en Guiainfantil.com te
proponemos un juego muy sencillo que
podéis poner en práctica todos juntos, en familia. Podríamos llamar a esta
actividad algo así como 'La caja de los buenos mensajes'.
Para organizarlo necesitas conseguir una pequeña caja.
Puede serviros, por ejemplo, una caja de pañuelos de tocador que ya esté vacía.
Para involucrar desde el principio a toda la familia en este juego, podéis
decorarla todos juntos usando pinturas, purpurina, pegatinas... ¡dejad volar la
imaginación!
Una vez que la tengáis lista,
podéis empezar a poner en práctica este juego. Todas las noches, antes de
acostaros, cada uno tiene que escribir
un pequeño mensaje dedicado a algún otro miembro de la familia, cada día a
uno distinto. En este mensaje, por ejemplo, le podemos dar las
gracias por algo que ha hecho por nosotros durante ese día, podemos decirle lo
mucho que nos ha gustado jugar juntos a los coches, podemos explicarle algo que
os guste mucho de él, simplemente decirle 'te quiero'... Se trata de enviar un
mensaje positivo y bonito (pero sincero) a uno de los familiares.
Pasado un tiempo, un par de
semanas o meses (dependiendo de la frecuencia con la que escribáis los
mensajes) tenéis que sacar todos los papelitos de la caja y los tenéis que leer en voz alta. Cada
uno leerá los mensajes que le han dedicado y dará las gracias por las palabras bonitas.
Este juego tan sencillo puede
ser muy beneficioso para todos, tanto para los niños como para los adultos.
Entre otras cosas, con esta actividad diaria conseguimos:
- Mejorar la autoestima de los niños, pero también de los
adultos de la familia. Nunca viene mal que nos digan algo bonito.
- El hecho de que alguien nos
dedique un mensaje nos hace sentir especiales. Esto ayuda a los
niños a sentirse parte del grupo y reconocer
su lugar dentro de la familia.
- Mejora el vínculo y la comunicación entre
los miembros de la familia.
- Nos ayuda a construir un
recuerdo bonito que no olvidaremos nunca.
- Y sobre todo... ¡nos hace
muy felices!
Puedes leer más artículos
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felicidad. Cuento sobre la alegría para niños, en la categoría de Cuentos infantiles en Guiainfantil.com.
REFLEXIÓN PARA EL LUNES DE LA VIGÉSIMA SEGUNDA SEMANA DEL T.O. (A) 31 - Agosto - 2020
"Ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL LUNES DE LA VIGÉSIMA SEGUNDA SEMANA DEL T.O. (A)
Bema de Corinto; lugar donde Pablo predicó el
Evangelio a los gentiles en esa ciudad.
“Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a
anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría,
pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y
éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra
y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación
y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los
hombres, sino en el poder de Dios” (1 Cor 2,1-5).
Esa breve primera lectura que nos propone la
liturgia para hoy, encierra el secreto de lo que es la verdadera predicación.
Al leerla vino a mi memoria un libro escrito por el P. Emiliano Tardiff: Jesús está vivo. En ese libro el Padre Tardiff recordaba cómo,
cuando él comenzó a predicar, preparaba unas homilías bien profundas, citando
los grandes autores clásicos y teólogos modernos; las escribía y luego las leía
para que no se quedara nada. Hasta que un día, poco antes de comenzar una
predicación sintió la voz del Señor que le dijo: “Si tú que tienes tantos
estudios y has leído tanto no eres capaz de grabártelo en la memoria solo para
repetirlo, ¿cómo quieres que esta gente sencilla que no tiene la misma
preparación que tú, lo grabe en su corazón para vivirlo?”
Ese día comprendió que aquello que él predicaba
no era lo que la gente quería, lo que necesitaba escuchar, y cambió su
predicación para testimoniar el poder de Dios, y lo que Él está haciendo ahora,
hoy. En otras palabras, compartir con los demás las historias del amor de Dios,
las maravillas que Dios había hecho en él, su experiencia de Dios. No de un
Jesús distante que vivió hace dos mil años, sino de ese Jesús que está vivo y
presente entre nosotros.
No se trata ya de decir a la gente quién es
Dios, sino qué significa Dios en mi vida, cómo esta ha cambiado desde que
comencé mi relación amorosa con Él, y compartir esa experiencia con los demás.
Yo pasé por el mismo proceso que el P. Tardiff, y la lectura de ese libro
cambió mi predicación. Es la diferencia entre mostrar a alguien una foto de las
cataratas del Niágara, y llevarle allí a contemplarlas en toda su majestuosidad,
sintiendo el ruido, la vibración, cómo la piel se humedece con el rocío que
invade todo el litoral.
Precisamente, ese fue el secreto de la
predicación de Pablo, quien se valió, no de su sabiduría (de hecho, era un
hombre con muchos estudios) ni de su elocuencia, sino de su conocimiento del
Crucificado, producto de aquél encuentro en el camino a Damasco (Hc 9,1-22), y
cómo ese encuentro había cambiado su vida para siempre.
Ese es el evangelio que todos estamos llamados
a predicar con nuestro ejemplo de vida. Compartir con todos nuestra experiencia
de Jesús, y cómo ese encuentro con el Jesús resucitado ha cambiado nuestras
vidas, como lo hizo con Pablo, “para que su fe no se apoye en la sabiduría de
los hombres, sino en el poder de Dios”.
He aquí el proyecto que les propongo para la
semana que comienza. Y no teman, recuerden que “para Dios, todo es posible” (Mt
19,26).
HOY EL RETO DEL AMOR ES QUE PREPARES TUS LIBROS. Lunes, 31 - Agosto - 2020
"Ventana abierta
HOY EL RETO DEL AMOR ES
QUE PREPARES TUS LIBROS
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
RECONSTRUIDO
Como en el Monasterio la liturgia es cantada, son
innumerables los libros que tenemos: uno de himnos, otro para fiestas, santos,
diario... Los guardamos en una cajonera, pero, con el trajín diario, tienden a
doblarse las puntas y deteriorarse.
Para protegerlos mejor, los forramos. Pero, a pesar de
esto, yo tenía un par de ellos... que estaban un “pelín” destartalados. La
verdad es que no sabía por dónde cogerlos para arreglarlos, y seguía tirando
con ellos. La semana pasada, una hermana me dijo:
-Déjame tus libros, que luego te los doy.
Por la tarde estaban en mi sitio, perfectamente
arreglados y con un forro nuevo. Esto me impresionó mucho. Ahora estamos en la
“vuelta al cole”, “la vuelta al trabajo”, en un septiembre en el que los libros
no parecen nuevos: están un poco despuntados por lo ya vivido, las hojas
dobladas del cansancio de la época anterior, algunas un poco arrancadas...
parece que la situación es nueva, pero tenemos que seguir con los libros del
curso pasado. No sabemos muy bien por dónde coger la vuelta o qué se nos
presentará.
Cristo te tiende la mano y te pide esos libros deteriorados:
todo lo que te preocupa, las circunstancias a las que vuelves o se te
presentan. Es Él el que va a pegar las hojas de tu debilidad, estirar las
esquinas que la incertidumbre dobla, y poner un forro nuevo fortaleciéndote con
la certeza de que Él está a tu lado y te va a acompañar cada día.
Hoy el reto del amor es que prepares tus libros. Que
empieces septiembre dando tus libros a Cristo y dejes que te reconstruya. Entra
en una iglesia, para con Él unos minutos y háblale de lo que tienes por
delante. Da la mano a Cristo y vuelve a empezar de Su mano.
VIVE DE CRISTO
https://www.instagram.com/noviciadodominicaslerma/
https://www.facebook.com/Noviciado-Dominicas-Lerma-244473686123476
¡Feliz día!
©Producciones es El- Vive de Cristo (Dominicas Lerma)
Prohibido cualquier reproducción para uso comercial.
Sólo se permite un uso para actividades de evangelización
siempre que se publiquen sin ningún tipo de modificación.

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domingo, 30 de agosto de 2020
Carta dominical del Cardenal Juan José Omella | «El final del verano» Domingo, 30 Agosto - 2020
Se acerca el final
del calor intenso y empiezan días en que el tiempo va refrescando; es un
alivio, un respiro que se agradece sobre todo en las grandes ciudades. Este
cambio meteorológico también marca el final de las vacaciones, unas vacaciones
que este año, marcado por una crisis sanitaria, económica y social, hemos
vivido de manera distinta a la habitual. Ante esta nueva etapa, hay gente que
se siente decaída con la nostalgia de que las vacaciones y el verano llegan a
su fin.
Existe una tendencia a aferrarnos a lo que ya tenemos, sean
objetos, rutinas, situaciones o experiencias. Lamentablemente, en la existencia
terrenal nada dura para siempre, ni siquiera la propia vida. Si aprendemos a
ver con mayor naturalidad el hecho de que todo tiene un principio y un final,
quizás conseguiremos disfrutar más de lo que nos rodea y no sentiremos tanta
añoranza cuando se termine. Se acerca el final del verano, pero también empieza
una nueva etapa llena de oportunidades.
Es sensato y emocionalmente sano saber poner punto final a
las cosas o a las etapas de la vida. Fantasear con la esperanza de la eternidad
terrenal puede ocasionarnos muchas decepciones. Lo único que realmente vivimos
es el aquí y el ahora, el momento presente. Sí, y el presente, curiosamente,
tiene nombre de regalo. Y lo es. La vida es el extraordinario regalo que nos da
Dios, un presente hecho con infinito amor para que podamos disfrutarlo. La
forma en que vivamos la vida es el regalo que le hacemos a Dios. Si sabemos
aprovecharla es un tesoro maravilloso.
Aceptemos la vida tal como es. Tiene un inicio, un final, una
despedida… Disfrutemos de cada etapa. ¡Qué bonito es hacer de cada día una
nueva historia! Es la magia de la página en blanco, es la ilusión del primer
día… Todo está por escribir. Una historia donde el amor es el principio de
todo, la razón de todo y el fin de todo. Una nueva oportunidad para vivir con
intensidad y aprovechar cada segundo para amar a los que nos rodean. Y, por
supuesto, también es una oportunidad para acercarnos más a Dios. Preguntémonos
si lo que estamos haciendo hoy nos lleva por el camino de la Verdad.
Escribamos nuestra propia historia. No importa que en el
libro de la vida haya capítulos tristes. Recordemos que Dios nos acompaña en
todo momento y nos espera al final con los brazos abiertos. Dios tiene nuestros
nombres grabados en su corazón y tatuados en las palmas de su mano (cf. Is 49,16).
Queridos hermanos y hermanas, caminamos hacia un final tan
grande que no podemos ni imaginarlo. El final de la historia de amor más
apasionada jamás contada. Un final en el que viviremos en un estado de
felicidad suprema y definitiva en torno a Jesús, a la Virgen, a los ángeles y a
los santos. Un final que será el principio de la vida eterna.
† Card. Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona
† Card. Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona
Oración de Comunión Espiritual. Domingo, 30 - Agosto - 2020
"Ventana abierta"
Oración de Comunión Espiritual
Es el momento de la Comunión, también para los amigos y amigas seguidores de este blog. Hacemos juntos esta Comunión Espiritual, mostrando así nuestro deseo de recibir al Señor, Comunión ésta para salvar nuestra alma.
¡Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir!
"Me dejé seducir por tu Palabra que ha encendido mi vida; Palabra ardiente que ha tomado todo mi cuerpo, todo mi ser, convirtiéndolo en ofrenda agradable, viva y santa.
Me dejé seducir por tu Palabra que no entiendo o no quiero entender; Palabra que habla de muerte y resurrección, de cruz y seguimiento, de perder para ganar.
Tú me quieres libre, para amar sin medida, para seguirte sin rendirme ante la dificultad, que no arruine mi vida presente ni la futura, fruto de tu Cruz salvadora y gloriosa.
Como San Ignacio de Loyola, hoy te digo:
"Tomad, Señor, y
recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento,
y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer;
Vos me lo disteis,
A Vos, Señor, lo torno.
Todo es vuestro,
disponed todo a vuestra voluntad;
dadme vuestro amor y gracia,
que con ésta me basta".
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento,
y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer;
Vos me lo disteis,
A Vos, Señor, lo torno.
Todo es vuestro,
disponed todo a vuestra voluntad;
dadme vuestro amor y gracia,
que con ésta me basta".
¡Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir!
REFLEXIÓN PARA EL MARTES DE LA QUINTA SEMANA DE PASCUA 12 - MAYO - 2020
"Ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL MARTES DE LA QUINTA SEMANA DE PASCUA
Cuando me enfrento a mis sufrimientos, ¿puedo
ver en ellos esa prueba que me purifica como el oro en el crisol, y me
permitirá ser enaltecido ante Dios en el día final?
La liturgia de Pascua para hoy nos presenta
como primera lectura (Hc 14,19-28) la conclusión del primer viaje misionero de
Pablo. Si leemos cuidadosamente notaremos que a su regreso, Pablo y Bernabé
hacen el viaje original a la inversa, pasando por las mismas ciudades que ya
habían visitado, con el propósito de afianzar la fe de aquellos nuevos
cristianos, convertidos en su mayoría del paganismo. Lo mismo hará Pablo
posteriormente mediante las cartas que dirigirá a otras comunidades. Pablo
estaba consciente que la semilla de la fe tiene que ser irrigada, abonada y
podada en tiempo para que germine y de fruto.
El pasaje comienza con la lapidación de Pablo
por parte de unos judíos que resentían la forma en que el Evangelio de Jesús se
iba propagando. Luego de apedrearlo, lo arrastraron fuera de la ciudad y lo
dejaron por muerto. Pero lejos de amilanarlo, esa experiencia le dio nuevos
bríos para continuar predicando. Nos evoca las palabras del Señor a Ananías en
el pasaje de la conversión de Pablo, cuando refiriéndose a Pablo le dijo: “Ve a
buscarlo, porque es un instrumento elegido por mí para llevar mi Nombre a todas
las naciones, a los reyes y al pueblo de Israel. Yo le haré ver
cuánto tendrá que padecer por mi Nombre” (Hc 9,15-16).
Pablo había vivido esas palabras. Por eso lo
encontramos al final del pasaje de hoy “animando a los discípulos y
exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para
entrar en el reino de Dios”. Ese es un tema recurrente en la predicación de
Pablo. Nuestra fe en el Resucitado no suprime la tribulación, las pruebas; por
el contrario, parecería que acompañan al que decide seguir los pasos de Jesús.
La diferencia es que para el cristiano ese sufrimiento adquiere un significado
distinto, adquiere sentido.
Sabemos que, de la misma manera que Jesús fue
glorificado en su pasión, para luego ser resucitado e ir a reinar junto al
Padre por toda la eternidad, nuestro sufrimiento es un “paso”, un peldaño, en
esa escalera que nos conduce al Reino de Dios en donde reinaremos junto a Él
“por los siglos de los siglos” (Ap 22,5).
Cuando me enfrento a mis sufrimientos, ¿puedo
ver en ellos esa prueba que me purifica como el oro en el crisol, y me
permitirá ser enaltecido ante Dios (Cfr.
Sir 2,1-6) en el día final?
La lectura evangélica (Jn 14,27-31a) nos
muestra a Jesús anunciando a sus discípulos que con su pasión iba destronar a
Satanás como “príncipe de este mundo”. “Ya no hablaré mucho con vosotros, pues
se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es
necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me
manda yo lo hago”. Y eso implica que padezca, muera, y sea resucitado, para que
todos crean en Él, y todo el que crea en Él se salve. Ese es el mismo camino
que estamos llamados a seguir los que nos llamamos sus discípulos: “El que
quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada
día y me siga” (Lc 9,22-23).
No es cuestión de valor; se trata de creer en
el Resucitado y creer en su Palabra.
REFLEXIÓN PARA EL VIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGO DEL T.O. (A) 30 - Agosto - 2020
"Ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL VIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGO DEL T.O. (A)
“El que quiera venirse conmigo, que se niegue a
sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”.
La lectura evangélica que nos ofrece la
liturgia para este vigésimo segundo domingo del tiempo ordinario (Mt 16,21-27)
es la secuela de la profesión de fe Pedro.
Y como no hay profesión de fe sin prueba (1 Pe
1,7), Jesús no pierde tiempo en anunciar el camino que le espera: “Empezó Jesús
a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho
por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser
ejecutado y resucitar al tercer día”. En esta expresión de Jesús no hay
insinuaciones, ni simbolismos; es la verdad cruda y tajante de lo que le
espera. Los verbos que utiliza son inequívocos: “padecer”, “ser ejecutado”, y
“resucitar”. Es el primer anuncio de la pasión por parte de Jesús. Pero los
discípulos todavía no captan el verdadero significado de Sus palabras.
Pedro, contento de haber recibido el don de la
fe que le permitió confesar el mesianismo de Jesús, se escandalizó y comenzó a
increparlo. Su naturaleza humana le impedía aquilatar el valor salvífico del
camino de la pasión que Jesús tenía que caminar. Continuaba pensando en un
Mesías libertador, un líder político que los liberara del Imperio Romano. Por
eso Jesús le reprende, utilizando las mismas palabras que usó para reprender a
Satanás cuando le tentó en el desierto (Mt 4,10): “¡Quítate de mi vista,
Satanás!”.
Pedro se había quedado en el “gozo” de la fe,
pero no había podido concretizarla; no había alcanzado a leer la “letra chica”
que Jesús no tarda en señalarle en los versículos que siguen “El que quiera venirse
conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno
quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará.
¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué
podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles,
con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.” De
nuevo los adjetivos inequívocos: “negarse” a sí mismo, “cargar” con la Cruz,
“seguirlo”…
Jesús nos invita a seguirle, pero ese
seguimiento no puede ser a medias, tiene que ser radical; Jesús no admite
términos medios ni tibiezas. “Nadie que pone su mano en el arado y mira hacia
atrás, es apto para el Reino de Dios” (Lc 9,62). “Ojalá fueras frío o caliente.
Pero como eres tibio, y no frío ni caliente voy a vomitarte de mi boca” (Ap
15b-16). Palabras fuertes, pero que expresan la seriedad del compromiso que
contraemos los que decidimos seguir a Jesús. En otras palabras, no existe tal
cosa como un cristiano light.
Ese es el gran problema de nuestros tiempos, el
Cristo de la prosperidad, el Cristo hecho a la medida de cada cual. Nada
parecido a la “locura de la Cruz” que predicó san Pablo.
Nadie ha dicho que esto de seguir a Jesús es
fácil; pero el premio que nos espera vale la pena (1 Co 9,24-25; 1 Pe 5,4). Esa
es la promesa que nos permite estar alegres en la enfermedad y en la
tribulación. ¡Atrévete!