"Ventana abierta"
UNA ORACIÓN POR LA CREACIÓN
Manuel Enrique Figueroa
En el mundo rezan muchas personas. La
manifestación de la idea de Dios y la trascendencia del ser humano tiene muchas
formas identificadas por diferentes religiones. Nuestro planeta tiene
actualmente unos 7.600 millones de seres humanos. El 83,6% de la humanidad está
filiado a alguna religión. Según datos recientes el 16,4 de los seres humanos
no está afiliado a ninguna religión; y el 0,8% a religiones minoritarias. En
relación con las religiones de carácter mayoritario el cristianismo tiene 2.300
millones de creyentes, el 31,4% del total planetario de los mismos. La segunda
religión con más creyentes es el islam con 1.700 millones (23,2%), seguida de
hinduismo (1.100 millones; 15%), budismo (520 millones; 7,1%) y judaísmo (15
millones; 0,2%).
¿Qué quiero indicar con estos datos? Pues es
sencillo, hay muchas personas que debidos a su creencia rezan de formas quizás
distintas. La fuerza de la oración debe cambiar el mundo y dirigirlo hacia un
futuro de paz y armonía. En la oración hay amor y el amor es semilla de
esperanza. De acuerdo con el catecismo de la Iglesia Católica, la oración
conduce al recogimiento del corazón, manifiesta una actitud vigilante para
conservar la Palabra y permanecer en presencia de Dios. El Catecismo contiene
una cita a San Juan Damasceno: la oración es la elevación del alma a
Dios o la petición a Dios de bienes convenientes. La oración para el
cristiano es comunión con Cristo y existe una llamada universal a la oración.
De acuerdo con el Papa Francisco, la Creación
es un proyecto de amor de Dios hacia la humanidad. Cuando pensamos en la
Creación no solo hay que pensar en los gorriones, los osos o los linces, o en
cualquier planta en peligro de extinción. Claro que hay que pensar y también
rezar por el conjunto de la Naturaleza, no tenemos ningún derecho que
justifique nuestro continuo ataque hacia ella. El ser humano, que sabe que es y
que está, que es consciente de su historia y su papel en ella, debe velar por
la vida, por el conjunto de lo creado.
Pero también debemos velar por nosotros mismos,
por nuestra especie, y parece que no lo hacemos. Solo hay que ver la
televisión, escuchar la radio o leer la prensa para ver el abuso del ser humano
por el propio ser humano, el desprecio de unos por otros.
Es cierto, la Creación necesita de nuestra
oración, y especialmente el ser humano.
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