"Ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez
(Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL SÁBADO
DE LA DÉCIMO CUARTA SEMANA DEL T.O. (2)
“Lo que os digo de noche decidlo en pleno día,
y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea”.
La primera lectura de hoy (Is 6,1-8) nos
presenta al profeta Isaías. Isaías fue testigo de la destrucción del Reino del
norte (Israel), y veía cómo el Reino del sur (Judá) iba por el mismo camino.
Yahvé lo escoge para anunciar su Palabra y denunciar los pecados de los judíos
del sur.
El pasaje que nos ocupa forma parte de lo que
se conoce como el “Primer Isaías” (capítulos 1-39), y es la narración de la vocación
del profeta, que Él mismo hace (la palabra vocación se deriva el latín vocatio, que a su vez se deriva del verbo vocare, que quiere decir “llamar”).
Mientras se hallaba en oración en el Templo, el
Señor le habló a través de una visión que describe con el dramatismo que
implica estar en la presencia de Dios: “Y temblaban los umbrales de las puertas
al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo”. Y como todo mortal
sintió miedo ante la presencia de Dios: “¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de
labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto
con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos”.
Y como siempre, el Señor no escoge a los
capacitados, sino que capacita a los que escoge. Purificó los labios de Isaías
con un carbón encendido, perdonando sus pecados de manera que pudiera proclamar
su Palabra.
Otra característica de Dios que hemos dicho en
ocasiones anteriores, es que Él nunca se impone (“Mira que estoy a la puerta y
llamo: si uno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa…” Ap 3,20). Esta vez
no es diferente: “¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?” Y la respuesta de
Isaías a ese llamado no se hizo esperar: “Aquí estoy, mándame”.
Dios nos está llamando a todos, tiene una
misión para cada uno de nosotros y, al igual que a Isaías nos pregunta: “¿A
quién mandaré? ¿Quién irá por mí?” Y tú, ¿estás en disposición de decir: “Aquí
estoy, mándame”, con todo lo que ello implica?
Hoy, pidámosle al Señor que nos permita
escuchar su voz, y nos dé la valentía de aceptar su llamado con la certeza de
que si Él nos ha escogido, nos capacitará. Y, más aún, nos respaldará, como
vemos en el Evangelio de hoy.
La lectura evangélica de hoy (Mt 10,24-33)
continúa presentándonos el envío de los “doce”: “Lo que os digo de noche
decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea”.
Los envía a proclamar la Buena Noticia, y a hacerlo con valentía (“no tengáis
miedo”). Es el mismo llamado que nos hace a nosotros.
Son muchos los que prefieren ignorar el llamado
de Jesús, porque a pesar de que les impresiona la oferta de Vida eterna que les
hace, no están de acuerdo con la “letra chica”; entienden que el precio es
demasiado alto. Prefieren la comodidad, el placer, ahora, en este mundo. Se
ponen de parte del mundo en lugar de ponerse de parte de Jesús. Es ahí que
resuenan las palabras de Jesús: “Si uno se pone de mi parte ante los hombres,
yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega
ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo”. La decisión es
tuya…
Hermoso fin de semana…
No hay comentarios:
Publicar un comentario