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miércoles, 29 de julio de 2020

APRENDER A VIVIR DESDE SU CLAVE. Miércoles, 29 - Julio - 2020

"Ventana abierta"


APRENDER A VIVIR DESDE SU CLAVE
(Dolores Aleixandre, rscj)

Jesús visita a Marta y a María: Lc 10, 38-42 Por el camino entró Jesús en una aldea y una mujer de nombre Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor para escuchar sus palabras.

 Marta, en cambio, se distraía con los muchos quehaceres del servicio; hasta que se paró delante, y dijo: 
– Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en la tarea? Dile que me eche una mano.

Pero el Señor le contestó:
– Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. Sí, María ha escogido la parte mejor, y ésa no se le quitará. Sólo una cosa es necesaria.

 ESCUCHAMOS LOS PENSAMIENTOS DE JESÚS:

“En la cena de esta noche en Betania me has hecho entender mejor qué es lo que deseas de tus hijos, Abba.
Veía a Marta agitada y nerviosa por servirme y quejándose después porque estaba haciendo tanto por mí, mientras que María solamente me escuchaba; y me daba cuenta de lo que se esconde detrás de cada una de esas actitudes. Muchos andan buscando, como Marta, reunir méritos y hacer muchas cosas por Ti, con la intención, quizá ignorada por ellos mismos, de presentarse ante Ti cansados y satisfechos, sabiéndose eficaces e importantes. Te presentan las obras de sus manos como gavillas de trigo de un campo que ellos mismos han arado, sembrado y cosechado. De noche y de día han vigilado el crecimiento de las semillas y, si alguna vez descubrieron que había nacido también cizaña, la arrancaron en seguida y con su precipitación, no se dieron cuenta de que estaban dañando también al trigo. Pero como se han fatigado mucho y piensan que es eso lo que te agrada, se acercan a Ti esperando secretamente que agradezcas y recompenses sus preocupaciones, agobios y desvelos.

Otros, lo mismo que María, exponen ante Ti su existencia como una tierra vacía y pobre y esperan silenciosamente que seas Tú quien siembre en ella las semillas; no se desentienden de ellas y también las cuidan, pero conocen la fuerza oculta de la semilla que crece por su propio impulso y se fían más de lo que pueden hacer tu sol y tu lluvia que de su propio esfuerzo. Duermen tranquilos abandonando en Ti sus preocupaciones y cuando llega la hora de la cosecha vienen a Ti contentos, desbordando confianza y agradecimiento porque reconocen lo que hay en sus manos como don tuyo.

He visto en mi madre todo eso, Abba, y quiero darte las gracias por ella. Y como no deseo otra cosa sino dar a conocer tu verdadero rostro, por eso he afirmado esta tarde que María ha elegido la mejor parte. Esa que Tú das en herencia a los que eligen, por encima de todo escuchar tu Palabra y abandonarse a tu amor.” 


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