"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
MIÉRCOLES DE LA X SEMANA DEL
TIEMPO ORDINARIO
Víspera del Corpus
Christi en Sevilla de tanta tradición y esplendor en nuestra ciudad y en
nuestra catedral, que este año, por razones obvias, no podremos celebrar con
tanta solemnidad. La nuestra es una Diócesis señaladamente eucarística. Buena
prueba son las bellísimas alhajas eucarísticas, custodias, sagrarios, cálices y
copones, que atesoran muchas parroquias y, sobre todo, la catedral,
singularmente la impresionante custodia que en el último cuarto del siglo XVI
labrara Juan de Arfe, una de las más ricas y hermosas de toda la Cristiandad.
Quiera Dios que hoy estemos a la altura de nuestros mayores, que supieron
labrar estas joyas y hoy también brille en Sevilla la fe en este sacramento,
que es la fuente y cima de toda la vida cristiana, y que vivamos las
consecuencias que de su celebración consciente se derivan.
La Eucaristía es el sacramento de la presencia amorosa
de Cristo en medio de nosotros. En la Eucaristía veneramos a Jesús, vivo,
glorioso, resucitado, presente entre nosotros de manera real y verdadera. En
ella cumple su promesa de estar “con nosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt
28,20). En ella se nos hace cercano, amigo y compañero de camino.
En la Eucaristía el Señor no es un objeto de museo cuya
belleza contemplamos. Jesucristo está presente en ella con todo el poder y la
gloria del resucitado, con todo el dinamismo de su divinidad. Desde su
ocultamiento en el pan y vino es el cauce permanente de la efusión del Espíritu
en la Iglesia y en el mundo. Que mañana, siquiera sea a través de la
televisión, honremos esta presencia divina tan cercana y alabemos a quien ha
querido quedarse para siempre entre nosotros en el sacramento de la Cena.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla
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