"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
JUEVES DE LA QUINTA SEMANA DE
PASCUA
Siguiendo el
argumento de mis dos últimas alocuciones, os aseguro, queridos hermanos y
hermanas, que Dios nuestro Señor no nos abandona nunca. Este ha sido siempre el
convencimiento de los santos y el pensamiento que ha espoleado su fidelidad.
Muchos de nosotros recordaremos la película de Fred Zinnemann, Un hombre para la
eternidad, sobre santo Tomás Moro, canciller de Inglaterra,
seglar y padre de familia. Estando prisionero en la Torre de Londres, en
vísperas de ser ajusticiado por negarse a aprobar el divorcio del rey Enrique
VIII, escribía a su hija Margarita esta hermosa frase, que todos nosotros
deberíamos repetir en los momentos de prueba: “… de lo que estoy más cierto en este instante en el que se me
anuncia mi muerte, es que Dios nunca me va a abandonar. Por ello, me pongo
totalmente en sus manos con absoluta esperanza y confianza en Él”.
Éste debe ser el estilo del cristiano ante el
sufrimiento, ante la vida y la muerte, y ésta debe ser también nuestra actitud
en el momento histórico que nos ha tocado vivir, preocupados por el futuro de
la Iglesia y cercados por la epidemia del virus que nos amenaza. Todos podemos
sentir la tentación de la desesperanza, el temor y encogimiento.
También a nosotros, como a los Apóstoles, nos dice el
Señor ” No tengáis miedo, hombres de
poca fe”. Él nos ha prometido que “los poderes del infierno no prevalecerán contra la Iglesia”; Él
nos ha prometido “estar
con nosotros, todos los días hasta el fin del mundo”, promesa
que incluye la asistencia del Espíritu sobre la Iglesia, que puede fluctuar,
pero que jamás se hunde. Avivemos, pues, la esperanza y seamos sembradores de
esperanza a nuestro alrededor.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla
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