"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
Especial Semana Santa
SALVE REY DE LOS JUDÍOS (VIERNES SANTO)
1 Pilato entonces tomó a Jesús y mandó
azotarle.
2 Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura;
3 y, acercándose a él, le decían: « Salve, Rey de los judíos. » Y le daban bofetadas.
4 Volvió a salir Pilato y les dijo: « Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en él. »
5 Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilato: « Aquí tenéis al hombre. »
6 Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: « ¡Crucifícalo, crucifícalo! » Les dice Pilato: « Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en él. »
7 Los judíos le replicaron: « Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios. »
8 Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más.
9 Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: « ¿De dónde eres tú? » Pero Jesús no le dio respuesta.
10 Dícele Pilato: « ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?”
11 Respondió Jesús: « No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado. »
12 Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: « Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César. »
13 Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá.
14 Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: « Aquí tenéis a vuestro Rey. »
15 Ellos gritaron: « ¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale! » Les dice Pilato: « ¿A vuestro Rey voy a crucificar? » Replicaron los sumos sacerdotes: « No tenemos más rey que el César. »
16 Entonces se lo entregó para que fuera crucificado (Jn. 19, 1-16)
2 Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura;
3 y, acercándose a él, le decían: « Salve, Rey de los judíos. » Y le daban bofetadas.
4 Volvió a salir Pilato y les dijo: « Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en él. »
5 Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilato: « Aquí tenéis al hombre. »
6 Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: « ¡Crucifícalo, crucifícalo! » Les dice Pilato: « Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en él. »
7 Los judíos le replicaron: « Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios. »
8 Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más.
9 Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: « ¿De dónde eres tú? » Pero Jesús no le dio respuesta.
10 Dícele Pilato: « ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?”
11 Respondió Jesús: « No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado. »
12 Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: « Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César. »
13 Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá.
14 Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: « Aquí tenéis a vuestro Rey. »
15 Ellos gritaron: « ¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale! » Les dice Pilato: « ¿A vuestro Rey voy a crucificar? » Replicaron los sumos sacerdotes: « No tenemos más rey que el César. »
16 Entonces se lo entregó para que fuera crucificado (Jn. 19, 1-16)
Entrar en la Pasión de Jesús es acercarse al misterio de
piedad y misericordia de Dios Padre, por todos los hombres, que somos
pecadores…
No es concebible el proceso del juicio y condena de
Jesús, si no vemos que contra Él se desataron, sin freno, todas las potencias
del mal… Mejor es decir que, en su inescrutable designio, Dios permitió que
Satanás, con todas sus huestes, se lanzaran sobre Jesús. Él mismo le dijo a
Pilato en su proceso: “No tendrías autoridad ninguna sobre mí, si no te la
hubieran dado de lo alto”… ¡Es el Padre, el que aparentemente, desamparó a
Jesús por el amor infinito hacia nosotros, pecadores!: “! Dios mío, Dios mío!
¿Por qué me has desamparado?”…
La Pasión de Jesús fue permitida y querida por el Padre.
Así se lo dijo el Resucitado a los dos discípulos de Emaús: “era necesario que
el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria”…
Meditando en los personajes que lo hicieron posible aparece
primero Pilato: En su conciencia pesaba la verdad: “yo no encuentro en él
ninguna culpa. Por tres veces se lo repitió durante el juicio a los judíos que
querían que lo llevará a la cruz: “¡Crucifícalo, crucifícalo!”... Mas él,
insistía y trataba de soltarlo para arrancarlo de sus manos… Pero Pilato amaba
más su deseo de poder que las leyes justas y fue débil al final: “se lo entregó
para que lo crucificaran”…
Luego vemos a los soldados, gente en general
desaprensiva y endurecidos por la vida, que viendo a un hombre indefenso se
burlan de él y se divierten a su costa: han ahogado cualquier sentimiento de
compasión o humanidad: “¡Salve, rey de los judíos!”… “Y le daban bofetadas”…
También estaban “los judíos”, el pueblo que en su vida
es mísero y no sabe pensar por sí mismo: obedecen a la voz de los poderosos de
turno, los sumos sacerdotes y los escribas, los que “lo saben todo” y “los
santos”… Todos estos hicieron posible el sufrimiento y Muerte en Cruz de Jesús,
nuestro Señor y Salvador…
¿Y nosotros?... ¿Somos simples espectadores de algo que
nos toca tan de cerca?… ¡No lo quiera Dios!… Los hombres santos y San Pablo,
como el primero, reconoce que es el mayor pecador, a quien Jesús ha salvado con
su Pasión y Muerte en Cruz…
¡Dios sólo quiere que, le devolvamos amor por “tan gran
Amor”!... ¡Unión con Jesús en su Pasión, compasión y una vida santa, con
fidelidad a su voluntad, aunque nos cueste la vida!… ¿No la entregó Jesús toda
entera, con su Sangre Preciosa?…
¡Tengamos sentimientos de humildad para con Dios, pues
aunque sólo por ser criaturas estamos en deuda con Él, después de este
“excesivo Amor” para con nosotros, todo se lo debemos!… ¡Estemos siempre muy
agradecidos!… ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?: alzaré la
Copa de la Salvación”…
¡Entreguémosle la misma Eucaristía de Jesús, que es lo
que satisface al Padre, la donación con Amor del Hijo!…
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