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miércoles, 22 de abril de 2020

Madre de la Compañía de Jesús. Miércoles, 22 - Abril - 2020

"Ventana abierta"


María, Madre de toda la Compañía

El 22 de abril de 1541, en la basílica romana de San Pablo y ante la imagen de la Santísima Virgen, hicieron los votos solemnes los primeros jesuitas. Con razón, pues, a este día se lo considera como el del nacimiento de la Compañía de Jesús. Y en recuerdo de ello, en este mismo día se celebra la fiesta de Santa María Virgen, Madre de la Compañía de Jesús.


HOY SE CELEBRA A SANTA MARÍA VIRGEN, MADRE DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.


El 27 de septiembre de 1540, unos meses antes de que San Ignacio de Loyola junto a cinco compañeros (Salmerón, Laínez, Broet, Jay y Codure) hicieran los votos de pobreza, castidad y obediencia, el Papa Paulo III aprobó la Fórmula de la Compañía de Jesús y concedió licencia para hacer sus Constituciones.

Desde el 22 de abril de 1541 se celebra cada año la fiesta de la Madre de la Compañía de Jesús, día en que los primeros jesuitas hicieron los votos solemnes ante la imagen de Santa María Virgen en la basílica romana de San Pablo de Extramuros.

San Ignacio narró toda la experiencia: “Cuando llegamos a San Pablo los seis nos confesamos, unos a otros. Se decidió que Íñigo dijese misa en la iglesia, y que los otros recibiesen el Santísimo Sacramento de sus manos, haciendo sus votos de la siguiente forma: Ignacio diciendo misa y justo antes de la comunión, sosteniendo un papel con la fórmula de los votos, se volvió hacia sus compañeros que estaban arrodillados, y pronunció las palabras de los votos”.

“Después de decirlas, comulgó recibiendo el Cuerpo de Cristo. Cuando terminó de consumir colocó las cinco hostias consagradas en la patena y se volvió hacia sus compañeros. Cada uno tomó el texto de los votos en su mano y dijo en voz alta las palabras. Cuando el primero terminó, recibió el Cuerpo de Cristo. Luego, por turnos, los demás hicieron lo mismo. La misa tuvo lugar en el altar de la Virgen, en el que estaba reservado el Santísimo Sacramento”.

“Cuando acabó la misa, después de orar ante los otros altares, regresaron al altar mayor, donde todos se acercaron a Íñigo. Le dieron un abrazo y el beso de la paz, con mucha devoción, sentimiento y lágrimas; así finalizaron la ceremonia de los votos y dieron comienzo a su vocación”.

Madre de la Compañía de Jesús

Joven, frágil, habitante de un pueblo gobernado por un imperio extranjero, embarazada sin conocimiento de su prometido, que sabe desde el principio que lo que sus entrañas albergan no es su propiedad, emigrante forzosa dando a luz a la intemperie, madre sabia que anima a su Hijo a comenzar su misión en una boda, que lo acompaña con su presencia y oración, seguidora fiel hasta el final donde la profecía se hizo verdad al ver a su Hijo crucificado, “una lanza te traspasará el corazón”, recibir la misión de ser Madre por boca de Jesús, la incertidumbre de un sepulcro y la inmensa y definitiva alegría de saber que su Hijo vive.

A María, Madre de toda la Compañía de Jesús, nos acogemos y ofrecemos los miles de compañeros jesuitas y colaboradores para que de su mano nos ponga cada día con su Hijo, Jesucristo. A ella presentamos a toda la humanidad sufriente para que interceda por ella y la proteja.

Dibujo: Ignasi Flores

María, Ponnos con tu Hijo

María, madre y hermana nuestra en la fe.

Intercede por cada uno de nosotros para que podamos vivir en espíritu y en verdad la fe y el compromiso por la justicia.

Ayúdanos a vivir con humildad los momentos difíciles de la realidad.

Enséñanos a gestar en nuestras entrañas la vida de Dios.

Muéstranos cómo guardar las cosas en nuestro corazón cuando no entendamos lo que está pasando.

Haznos cantar contigo la gloria de Dios que enaltece a los humildes y los llena de gozo.

Que veamos en tu vida la mujer confiada que va rápido a quien lo necesita.

Que sepamos permanecer en la cruz del sufrimiento de nuestros hermanos.

Que podamos gozar de la visita de tu hijo resucitado por la gracia de la fidelidad y la entrega.

María, ponnos con tu Hijo para que no nos perdamos en el camino.

María, ponnos con tu Hijo para que seamos sus compañeros en los días que nos tocan.

María, ponnos con tu Hijo para que podamos conocerlo cada vez más y así se nos regale la gracia de entregar la vida por el Reino.

Espiritualidad Ignaciana


Muchas felicidades en este día tan importante al Papa, Obispos, Presbíteros, y Diáconos de la Compañía de Jesús.
Junto con nuestro reconocimiento y cariño a nuestros sacerdotes de Torreblanca - Sevilla:
P.P. Francisco, Jesús, Marcelino, David. 
Y todos aquellos sacerdotes tan queridos que pasaron por nuestras parroquias Inmaculado Corazón de María y San Antonio de Padua: Antonio,  Leonardo, y así un largo etc... dejándonos sus maravillosas huellas para seguirlas, y que no les olvidamos.

Reciban un abrazo fraternal y agradecido de todo su barrio, desde la distancia, debido a esta peligrosa pandemia del coronavirus y por la que nos sentimos obligados a estar confinados en nuestras casas.

En estos momentos de incertidumbre, no importa dónde nos encontremos, aunque la distancia sea grande el corazón no entiende de espacio ni de fronteras.

Seguimos orando por todos: por las víctimas que por desgracia no han podido superarlo y por sus familiares, por la recuperación de los afectados y por todas las necesidades de cada uno ante el Dios de la Vida, de la Paz, y de la Esperanza. 

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