"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
MARTES DE LA SEGUNDA SEMANA DE
PASCUA
Las primeras lecturas
de este tiempo pascual están tomadas del libro de los Hechos de los Apóstoles y
nos muestran los comienzos de la vida de la primera comunidad cristina. En la
eucaristía de hoy se nos dice que en el grupo de los creyentes todos pensaban y
sentían lo mismo. Lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de
lo que tenían. Nos dicen también que no ponen sus afanes en los bienes
materiales, tienen un solo corazón y una sola alma, rezan y acuden asiduamente
a escuchar las enseñanzas de los Apóstoles, dan testimonio de la resurrección
de Jesucristo con mucho valor y son apreciados y estimados por el pueblo.
Cuanto nos dicen los Hechos de los Apóstoles nos lo
confirma uno de los primeros documentos de la literatura cristiana, la carta a
Diogneto, del que transcribo este párrafo fundamental: “Los cristianos no se distinguen de los demás ni por su modo de
hablar ni por sus costumbres. No habitan ciudades exclusivas, ni hablan una
lengua extraña, ni llevan un género de vida aparte de los demás… Se adaptan en
vestido, comida y género de vida a los usos y costumbres de cada país… Su
conducta, sin embargo, es admirable y… sorprendente. Habitan en sus
propias patrias, pero como forasteros… Toda tierra extraña es para ellos
patria, y toda patria tierra extraña… Pasan el tiempo en la tierra, pero tienen
su ciudadanía en el cielo… Son pobres y enriquecen a muchos. Carecen de todo y
todo les sobra… Están en la carne, pero no viven según la carne”.
En las primeras comunidades cristianas tenemos los
cristianos de hoy el espejo en el que mirarnos, especialmente en estas circunstancias
dramáticas en las que los pobres están ya siendo legión.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla
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