"Ventana abierta"
Ser responsables de nuestras palabras
Había una vez, un hombre mayor que había
esparcido el rumor de que su vecino joven era un ladrón.
Como resultado de esos rumores, el hombre joven
fue arrestado bajo sospecha de crimen de hurto. Días después, fue probada su
inocencia y fue puesto en libertad.
Después de ser liberado, el joven demandó al
hombre viejo por difamación y acusaciones falsas.
Ya en el juzgado, el hombre
viejo le dijo al juez:
- “Sólo eran comentarios, no lastimaron a nadie”.
El juez, justo antes de dictar el veredicto del
caso, le dijo al hombre viejo:
- “Acérquese al estrado, escriba todo lo que dijo
sobre su vecino en esta hoja de papel; corte la hoja en pedacitos y de camino a
casa, tire los papeles por la ventana. Mañana regrese para escuchar la
sentencia”.
Al día siguiente, cuando el hombre viejo volvió
al tribunal, el juez le dijo:
- “Antes de recibir su sentencia, tendrá que salir
del juzgado y juntar todos y cada uno de los pedazos de papel que tiró ayer”.
El hombre viejo dijo:
- “¿¡Qué!? ¡No puedo hacer eso! El viento se los
ha llevado y no puedo saber dónde encontrarlos”.
El juez explicó:
- “De la misma manera, simples comentarios o
meras palabras pueden destruir el honor, la integridad y la reputación de un
hombre, a tal grado de no poder reparar el daño. Si usted no puede hablar bien
de la gente que no conoce, es mejor quedarse callado”.
MORALEJA: Honremos nuestras palabras. Seamos
conscientes, responsables y dueños de nuestra boca, para no ser esclavos de
nuestras palabras.
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