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domingo, 5 de enero de 2020

Carta dominical del Cardenal Juan José Omella. Arzobispo de Barcelona. «Carta a los Reyes Magos» Domingo, 5- Enero - 2020

"Ventana abierta"


  «Carta a los Reyes Magos»



«Si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos» (Mt 18,3). Hermosas palabras del Evangelio que también se pueden aplicar al obispo que escribe este texto. Quiero convertirme en un niño por un instante y escribir una carta a los Reyes Magos.

Queridísimos Reyes Magos:

Quedan muy pocas horas para vuestra llegada, pero no he querido perder la oportunidad de escribiros mi carta con mis ilusiones para este nuevo año.

En primer lugar, me gustaría que, cuando vayáis a visitar al niño Jesús, le hagáis llegar nuestra firme promesa: este año intentaremos ser mejores personas, procuraremos hacer el bien y buscaremos el interés de los demás por encima del interés propio.

También os pido que llegue la paz y la fraternidad a todos los rincones del mundo, tan necesarias en estos tiempos que corren. Que cesen los odios, las venganzas, las divisiones y los enfrentamientos.

Pensando en las personas que se lamentan de lo que no pueden tener, me gustaría pediros que les hagáis llegar papel y lápiz para que puedan apuntar todo lo que poseen y se den cuenta de lo afortunadas que son. Y algunas gomas de borrar para que hagan desparecer rencores y experiencias negativas, que solo hacen que lastrar el camino de la vida.

También me gustaría que regalarais un reloj a todas las personas con tendencia a quejarse continuamente, para que sean conscientes de la importancia del tiempo y para que lo dediquen a lo que realmente importa: amar al prójimo y dejarse amar por Dios. Es más gozoso dar que recibir.

Si pudierais, a otros muchos también les iría bien tener un telescopio para que, por fin, se convenzan de que la luz que irradia la estrella de Belén es el mismísimo Jesús que nos guía en nuestra vida.

Teniendo en cuenta la delicada situación del planeta, si puede ser, os pido siete mil quinientos millones de escobas, con sus correspondientes recogedores, para que todos contribuyamos a la limpieza de la tierra, porque todos somos responsables de cuidarla. Dios la creó para que fuera la casa de todos y debemos protegerla.

A los niños, traedles juguetes y todo lo esencial para que tengan una vida digna. A los adultos, como la mayoría tenemos más de lo necesario, he pensado que, en lugar de traernos regalos, lo que podríais hacer es llevaros todo aquello que provoca el sufrimiento humano: la falta de caridad, el odio, la avaricia, la incomprensión y la soberbia.

A los no creyentes, me gustaría que les ofrecierais la oportunidad de acercarse a Dios para conocer su bondad y grandeza. Asimismo, os pido que nos ayudéis a ver con claridad que el mejor regalo que existe ya lo tenemos: es la vida, y ser hijos del mismísimo Dios, que nos regaló la vida de su único Hijo para redimirnos.

Y, finalmente, os pido carbón, mucho carbón, para que las personas más desfavorecidas puedan calentarse cuando el frío aprieta. Son los llamados pobres energéticos, solo en Barcelona hay cerca de veinte mil. Aunque, si no os importa, sería mejor que nos trajerais otros sistemas de calentamiento más actuales y sostenibles para no perjudicar el planeta.
Majestades, os agradezco de corazón vuestra labor y deseo que tengáis un feliz año.

Cordialmente,
† Card. Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona


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