"Ventana abierta"
11 - Octubre - 2018
Arzobispo de Zaragoza tras visitar a la Virgen/Archivo
Asegura el sacerdote
y periodista Juan Antonio Gracia en una entrevista al semanario ‘Iglesia en
Aragón’, que El Pilar de Zaragoza “es el único templo del mundo en el que la
gente reza con los ojos”. Y no le falta razón. “Voy a ver la Virgen”, se
escucha con frecuencia. Da igual que uno acuda a misa todos los domingos o que
no recuerde la última vez que comulgó: a la Pilarica, como se dice con cariño,
no la toca nadie.
Ella es la Madre que acoge, escucha y sana sin pedir nada a cambio. “Voy a
ver a la Virgen” supone un canto de esperanza, una forma de expresar un
encuentro personal con María. Cara a cara, sin intermediarios. Porque, ¿quién
no necesita liberarse de sus angustias y ser consolado? Una enfermedad, un
puesto de trabajo, un viaje… Todo cabe en el diálogo con nuestra madre del
cielo.
El Pilar es testigo de multitud de citas a corazón abierto. Que se lo
pregunten al exfutbolista Toni Doblas, quien hace dos semanas revelaba en Twitter un
secreto de sus días en la capital aragonesa: “Pasar por Zaragoza y no venir a
verla significaría que has olvidado lo mucho que le has confesado”.
Junto a una
foto del interior de la basílica, Doblas incluía dos cariñosos hashtags:
#partedemivida y #misegundacasa.
Manto
protector
No cabe duda de que la Virgen del Pilar –patrona de la Hispanidad– es
parte esencial de la vida de la ciudad y de la de los cinco millones de
personas que la visitan cada año a orillas del Ebro. Gente de distintas lenguas
y culturas que se pone bajo su manto protector. ¿Tradición, devoción? Cada
peregrino lleva una historia en su mochila, pero todos encuentran paz y
armonía. Por eso vuelven.
Se trata de un encuentro íntimo que, como recuerda el arzobispo D. Vicente
Jiménez Zamora, empuja a una vida más humana y evangélica: “Ella nos ayuda a no
dejarnos dominar por el miedo y la desesperanza, a comprometernos con pasión en
la construcción de un mundo en paz, más justo, más fraterno, más solidario”.
Solo Dios sabe cuántas almas se han acercado a él gracias a esta intercesión
mariana.
Este viernes, como cada 12 de octubre, Día del Pilar, tiene lugar en
Zaragoza el encuentro con la Virgen más multitudinario, emocionante y festivo:
miles de personas de todo el mundo participan en una ofrenda que convierte a la
ciudad en un río de flores con alma. Desde al alba hasta el anochecer. Nadie
quiere faltar al encuentro con una madre que espera la visita de sus hijos.
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