"Ventana abierta"
Creer por
experiencia propia
18 - Abril - 2015
18 - Abril - 2015
José Antonio Pagola
Jesús resucitado. En última instancia es algo que
sólo puede ser captado y comprendido desde la fe que el mismo Jesús despierta
en nosotros. Si no experimentamos nunca «por dentro» la paz y la alegría que Jesús
infunde, es difícil que encontremos «por fuera» pruebas de su resurrección.
Algo de esto nos viene a decir Lucas al describirnos el encuentro de Jesús
resucitado con el grupo de discípulos. Entre ellos hay de todo. Dos discípulos
están contando cómo lo han reconocido al cenar con él en Emaús.
Pedro dice que
se le ha aparecido.
La mayoría no ha tenido todavía ninguna experiencia. No
saben qué pensar.
Lo primero para despertar nuestra fe en Jesús resucitado es poder intuir,
también hoy, su presencia en medio de nosotros, y hacer circular en nuestros
grupos, comunidades y parroquias la paz, la alegría y la seguridad que da el
saberlo vivo, acompañándonos de cerca en estos tiempos nada fáciles para la fe.
El relato de Lucas es muy realista. La presencia de Jesús no transforma de manera mágica a los
discípulos.
Algunos se asustan y «creen que están viendo
un fantasma». En el interior de otros «surgen dudas» de todo tipo.
Hay quienes
«no lo acaban de creer por la alegría».
Otros siguen «atónitos».
Así sucede también hoy. La fe en Cristo resucitado no nace de manera automática y segura
en nosotros. Se va despertando en nuestro corazón de forma
frágil y humilde. Al comienzo, es casi sólo un deseo. De ordinario, crece
rodeada de dudas e interrogantes: ¿será posible que sea verdad algo tan grande?
Según el relato, Jesús se queda, come entre ellos, y se dedica a «abrirles
el entendimiento» para que puedan comprender lo que ha sucedido. Quiere que se
conviertan en «testigos», que puedan hablar desde su experiencia, y predicar no
de cualquier manera, sino «en su nombre».
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