"Ventana abierta"
Comentario al Evangelio
del martes, 29 de octubre de 2019
CR
ciudadredonda
Queridos amigos:
Los científicos calculan que nuestro universo
debió de "ponerse en marcha" hace unos 15.000 millones de años.
Siento un poco de vértigo al teclear una cifra como esta, un vértigo parecido
al que se siente cuando uno contempla el cielo estrellado en las noches de
verano. Un científico creyente como John Polkingtorne, sacerdote de la iglesia
anglicana nos enseña cosas muy interesantes, por ejemplo, cómo compagina el
hecho de la evolución del universo con una creación continuada de Dios.
Digo esto porque las palabras de Pablo a los
romanos se entienden mejor cuando tenemos un concepto dinámico de la creación.
Nada de lo que existe está terminado. El cosmos es una realidad en continuo
cambio. Para algunos científicos, todo apunta a una aniquilación total. Caminamos
hacia la nada. Para Pablo, sin embargo, la creación de Dios está llamada a ser
un mundo nuevo, a participar plenamente de la gloria de Dios. No sé exactamente
lo que esto quiere decir. No podría explicárselo con detalle a un astrofísico.
Pero sé que contiene una promesa de plenitud. Y quizá es suficiente por ahora.
El mundo de Dios no camina hacia el caos sino hacia su perfección.
En la carta a los romanos Pablo nos habla,
pues, del macrocosmos. Le gusta lo grande. En el evangelio de Lucas Jesús se
fija, más bien, en el microcosmos. Es un enamorado de lo pequeño.
Seguramente conocemos bien las parábolas que
nos regala el evangelio de hoy. Un granito de mostaza es el símbolo de todo lo
pequeño, incluso del mundo subatómico que tanto atrae a muchos físicos. Pero
contiene una fuerza extraordinaria. ¡Parece increíble que de una semilla tan
diminuta (más o menos como la cabeza de un alfiler) surja un arbusto de tres
metros de altura! La desproporción es asombrosa. El "reino de Dios"
es el proyecto de la "desproporción". Este me parece hoy el acento
más importante. En el reino de Dios nada responde a nuestros cálculos. Resulta
que el más sencillo es el más grande, que un poco de amor transforma más que
una vida entera muy productiva pero autosuficiente, que los obreros de la hora
undécima cobran lo mismo que los de la hora tercia ...
Digámoslo con toda la alegría de que seamos
capaces: "¡Dios es desproporcionado!". Y sintamos que al decir esto
estamos salvándonos de una religiosidad calculadora, hecha a la medida de
nuestros ruines intereses personales.
A propósito: no he dicho nada de la levadura
"que una mujer toma y mete en tres medidas de harina", pero el asunto
va también por ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario