Isabel Carretero: “La
oración, la liturgia, la vida fraterna y austera me abren un horizonte sin
límites”
Rocío Álvarez, Iglesia
en Aragón. 13 – Junio – 2019
El domingo 16 de junio, solemnidad de la Santísima Trinidad, se celebra la Jornada Pro Orántibus. Los obispos españoles proponen como lema"La vida contemplativa. Corazón orante y misionero". Por ello, hemos entrevistado a Isabel Carretero, canonesa del Monasterio del Santo Sepulcro de Zaragoza, para que nos hable acerca de su vocación en la que la oración juega un papel muy importante.
El domingo 16 de junio, solemnidad de la Santísima Trinidad, se celebra la Jornada Pro Orántibus. Los obispos españoles proponen como lema"La vida contemplativa. Corazón orante y misionero". Por ello, hemos entrevistado a Isabel Carretero, canonesa del Monasterio del Santo Sepulcro de Zaragoza, para que nos hable acerca de su vocación en la que la oración juega un papel muy importante.
Isabel conversa en un
sala de la entrada al monasterio.
Isabel, ¿cuándo surgió tu
vocación?
Fue
un largo proceso. En el colegio, las Esclavas del Sagrado Corazón me ayudaron a
conocer a Jesús, me acompañaron a lo largo de los años y su propio testimonio
fue determinante para descubrir mi vocación.
¿Qué te atrajo de las
Canonesas Regulares del Santo Sepulcro?
El
primer encuentro fue a través de un anuncio en el periódico para una
conferencia. Nunca había tenido contacto con la vida contemplativa. Estaba en
un momento de crisis, entre el rechazo y la búsqueda de “cómo llegar a más
personas desde un compromiso de acción social”. Fue un tiempo de lucha y a la
vez de confirmación providente: desde la Vida Canonical el deseo profundo
encontraba respuesta. La oración, la liturgia, la vida fraterna y austera me
abría un horizonte en el que no divisaba límites… De otra parte, la
espiritualidad del Misterio Pascual me atraía profundamente.
Isabel sonríe en el claustro cubierto superior del monasterio.
¿Cómo es tu día a día en el
monasterio?
Inimaginable. Es la primera
palabra que me surge. Claro, dentro de un horario de Liturgia, oración personal
y trabajo, el ser una comunidad muy reducida y todas las situaciones que se
presentan cada día y tan diversas, hacen que nos vayamos volviendo flexibles y
veamos la Providencia en toda circunstancia. Cada día tiene su ración de sorpresa.
¿De qué manera os acercáis a
los fieles laicos?
En
la Vida Canonical, la Liturgia es abierta e intentamos que sea participativa.
La Oración Litúrgica pertenece a la Iglesia y aquí nuestra misión de que sea
descubierta y vivida. Hay una implicación de los laicos en muy diferentes
tareas. A nivel de vinculación, todas las comunidades de la Asociación de
Canonesas cuentan con laicos con diferentes compromisos. Nuestra comunidad está
constituida por Canonesas y un pequeño grupo de laicos. Juntos intentamos
profundizar y vivir nuestro carisma. Nos sentimos llamadas a colaborar con
otros grupos, crear comunidad de comunidades.
Aunque cada vez menos gente
practica, las necesidades de espiritualidad no disminuyen, ¿cómo se entiende
esto? ¿Qué podemos hacer para que el mensaje de Jesús llegue actualizado a
nuestra sociedad?
Nuestra relación con el Señor no puede cerrarse en un pequeño círculo. El Espíritu ns impele, es creativo, universal, se derrama. Hay hambre de Dios aunque no sepamos ponerle nombre; hay mucho vacío y desencanto. En este momento histórico se nos pide perder el miedo a lo seguro, pedir como don la osadía, el valor y la libertad de dar razón de nuestra esperanza, desde nuestra llamada, desde los pequeños gestos, siempre desde la humanidad, la humildad y la esperanza.
Isabel, en el claustro exterior del monasterio de la Resurrección del
Santo Sepulcro.
En la Jornada Pro Orantibus
de este año, el lema que proponen los obispos
es ‘La vida contemplativa. Corazón orante y misionero’, ¿de qué manera sois
pulmón de la Iglesia vosotras con vuestra oración y vida en comunidad?
El
Señor sabe si somos pulmón o una diminuta célula. Hemos recibido en gratuidad
una llamada como don para los demás. La oración nos va transformando. NOS, a
todos. Nos va adentrando en el misterio de Dios-Amor. En el Cuerpo Místico si,
todos los orantes, en monasterios o fuera de ellos, vamos siendo transformados
para comunicar la Vida abundante del Señor.
Es cierto, la oración nos
transforma… Santa
Teresa del Niño Jesús repetía: “Atráeme y correremos”. El corazón orante es
siempre misionero. El Amor no se queda en sí, se lanza, se derrama en fe y
gratuidad, como el perfume de aquella mujer, llena de amor y gratitud que
rompió su frasco de gran valor para enjugar los pies del Señor y toda la casa
quedó impregnada… Toda vida orante es misionera. Citando de nuevo a Teresa,
quiso ser sacerdote, misionero… en definitiva “llevar almas a Jesús” y desde su
monasterio, a través de su oración ardiente y humilde fue declarada Patrona de
las misiones.
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