"Ventana abierta"
Reflexionando el Evangelio:
Hacer
lo extraordinario para ser perfectos -
Domingo VII del Tiempo Ordinario
Queridos Hermanos:
En el Evangelio de este domingo Jesús nos llama
a ser perfectos. Es así como concluye el capítulo quinto de San Mateo y parece
como la explicitación del objetivo de nuestra vida. Nada de mediocridad en el
camino de la fe, no nos podemos quedar a medio camino.
Es muy importarte tener en cuenta que para
llegar a esta llamada Jesús va más allá del deber que tenemos de perdonar y nos
dice que también debemos amar a nuestros enemigos. Que si sólo amamos a quienes
nos aman no hacemos nada de extraordinario, que eso es lo que todos hacen. Así
es como nos deja en claro que un cristiano se distingue también en el amor,
porque no le pone límites ni siquiera frente a quien nos hace daño.
Es difícil amar plenamente, aún a nuestros
amigos. La amistad implica aceptación (porque todos tenemos defectos) e incluso
renuncia, porque muchas veces nos toca dejar de lado lo propio para poder
construir "lo nuestro". Si ya amar a quienes nos aman es un reto, no
se puede decir menos de la tarea que nos encomienda el Señor.
Y es que un cristiano no sólo se distingue por
lo que hace, sino por lo que es y por lo que tiene. Nosotros sabemos que somos
hijos de Dios y que, por lo tanto, contamos con la ayuda de su gracia. Esa es
la gran diferencia, es el poder que nos caracteriza. Cristo no nos pediría
jamás una cosa imposible de realizar. Si nos pide que amemos a nuestros
enemigos es porque ya nos ha dado la capacidad de hacerlo.
Una vez más debemos recordar que la perfección
cristiana no es la ausencia de defectos o debilidades personales, sino la
plenitud en el amor. Y no amamos a los demás movidos por simpatías o
antipatías, los amamos por amor a Dios. Nos lo ha dejado muy claro y nos lo
manda con toda la fuerza del imperativo: "Sean perfectos como es perfecto
su Padre celestial." (Mt. 5,48)
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
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