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miércoles, 31 de marzo de 2010

Amigo celebra en Sevilla sus bodas de oro sacerdotales. Martes Santo. 31 - Marzo - 2010

"Ventana abierta"


Amigo celebra en Sevilla sus bodas de oro sacerdotales

Con la cruz no cuesta

Asenjo, al cardenal: "Es su catedral, su diócesis, su casa"
Jesús Bastante, 31 de marzo de 2010 


"Me preguntan muchas veces: ¿Se acuerda usted de Sevilla? La respuesta es siempre la misma: ¿Es que no se me nota?". 

Carlos Amigo Vallejo estaba ayer feliz en su regreso "a su catedral, a su diócesis, a su casa", en palabras de su sucesor, el arzobispo de Sevilla Juan José Asenjo Pelegrina. Lo cuenta Francisco Correal en Diario de Sevilla.


Juntos presidieron la emotiva misa Crismal en el Altar Mayor después de un multitudinario acto penitencial en la parroquia del Sagrario en el que participaron 290 sacerdotes de las vicarías, arciprestazgos y parroquias de la diócesis. Asenjo y Amigo se fundieron al final en un sentido abrazo en la Capilla Real cuando el cardenal, con otros trece sacerdotes -incluido el organista y canónigo José Enrique Ayarra- recibió un obsequio con motivo de sus bodas de oro sacerdotales.

Ha coincidido con Año Santo Compostelano la conmemoración de una ordenación sacerdotal que tuvo lugar en el caso de Amigo Vallejo en Santiago de Compostela.


 Monseñor Asenjo destacó los 27 años de pontificado de su predecesor en la diócesis de Sevilla, un mandato largo que es un contrapunto de este tiempo, dijo Asenjo, "de fidelidades cortas y compromisos tenues".

En una Capilla Real abarrotada de sacerdotes, que ocupaban ambos laterales como en el Senado de Roma o en un hemiciclo, Asenjo puso énfasis en la fidelidad a Cristo y a la Iglesia "cuando tantos compañeros nuestros abandonan el ministerio".

El mantenedor leyó los nombres de los cinco diáconos y ocho presbíteros que han hecho sus bodas de plata. Y de los catorce curas que alcanzaron los cincuenta años de ministerio sacerdotal. En los bancos de la izquierda de la Capilla Real, se sentaban las religiosas de la Casa Sacerdotal.

Los visitantes no daban crédito a la interminable procesión de sacerdotes. Todos investidos con alba y casulla y procedentes de la Sacristía de los Cálices. En la catedral se vio a Adolfo Arenas, presidente del Consejo General de Cofradías. La primera en llegar en este Martes Santo era la del Cerro del Águila, una hermandad que inició su estación de penitencia precisamente en el mandato episcopal de Amigo Vallejo.


En la comitiva sacerdotal participaban clérigos de muy distintas generaciones. Había dos pregoneros de Semana Santa (José Luis Peinado e Ignacio Sánchez-Dalp), párrocos de Santa Cruz (Pedro Ybarra) o de Las Letanías (Emilio Calderón), expertos en teatro, como el padre Isaac, o en japonés, como Fernando García Gutiérrez. Un abanico de sacerdotes suficientemente amplio como para desmentir los clichés.

Carlos Amigo dedicó su medio siglo de servicio sacerdotal a los que le han acompañado en su tarea, a estos curas sevillanos de cuna o de adopción de los que conoce sus caras y sabe sus nombres, "puedo preguntarles por cómo va su parroquia o cómo está su madre". 


Volvía a su casa, pero fue un viaje fugaz. "El resto de la Semana Santa lo pasaré en Valladolid", dijo a este periódico.

 Por fin, quien fuera arzobispo de Tánger y de Sevilla lo será de la diócesis en la que nació. "Al obispo lo han mandado a Toledo y hasta el día 17 Valladolid está sin obispo".

Su sucesor, Juan José Asenjo Pelegrina, permanecerá en Sevilla. "El Domingo de Resurrección me iré una semana a Sigüenza para descansar. A dormir, rezar, leer, pasear". A uno y otro les venía como anillo al dedo la cita del Apocalipsis: "Yo soy el que es, el que era y el que viene".


En la misa Crismal se bendicen los óleos que después serán usados en la administración de los sacramentos en todas las parroquias de la diócesis. Una metáfora de la vida, desde el bautismo hasta la unción de enfermos. Un grupo de diáconos fueron a la Capilla de la Antigua a recoger el perfume crismal y tres ánforas, la del crisma y las de los óleos de enfermos y catecúmenos.

El óleo de los enfermos se utiliza para "aliviar la enfermedad y los dolores de los enfermos". En el otro extremo, el óleo de los catecúmenos imita el aceite que se aplicaban los atletas para vigorizar sus músculos y tiene el significado de proporcionar al sacerdote energía suficiente para combatir la fe y rechazar el pecado.

El aceite está en el Antiguo Testamento, en el diluvio universal, en David y en Moisés. Bibliografía fundamental de los óleos para el aceite de oliva, columna vertebral de la dieta mediterránea.

En su homilía, Monseñor Amigo no se olvidó de que estamos en Semana Santa. "Son días de ofrecimientos y promesas. Y la cruz es lo más grande de Cristo". Mucho más que Renacimiento o Barroco, que dorados o bambalinas. "El sacerdote tiene que acompañar en sus heridas las llagas abiertas del que sufre, del que no tiene, del que pasa hambre, del que está hundido en sus pecados".


La Iglesia "no es muro y parapeto", dijo Amigo Vallejo. De hecho, esta ceremonia para sacerdotes -casi uno por los trescientos feligreses contabilizados- no excluyó la comunión "al pueblo". "Si tienes entrañas de pastor, no deben asustarte las espinas. Tienes que identificar la imagen de Jesucristo con los más desfigurados, con los más pobres". Habló de los dos chorros que manan de la fuente de la misericordia: la generosidad y la alegría. "La misericordia no se regatea".

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