«Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón
y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron.
Jesús
se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Curó a muchos enfermos de diversos
males y expulsó muchos demonios. Se levantó de madrugada, se marchó al
descampado y allí se puso a orar».
Este pasaje del Evangelio de San Marcos nos
describe una jornada de Jesús:
después de pasar por la sinagoga, hace vida en
casa, cura la fiebre de una enferma, cura también diversas enfermedades,
expulsa muchos demonios y «se levantó de madrugada, se marchó al descampado y
allí se puso a orar».
Siempre haciendo el bien. Siempre sirviendo a
los demás. Y también buscando momentos tranquilos para orar y estar con el
Padre.
Plantéate tus días como se los planteaba Jesús:
trabaja, descansa, haz el bien, sirve a los que tienes a tu lado y no te
olvides de buscarte un rato de soledad y ponerte también en la presencia del
Padre para orar.
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