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viernes, 19 de abril de 2019

Rincón para orar. SÉPTIMA PALABRA DE JESÚS EN LA CRUZ. “PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU”. Y DICIENDO ESTO, EXPIRÓ. (LC 23, 46) 19 - Abril - 2019

"Ventana abierta"


Rincón para orar. 


“PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU”. Y DICIENDO ESTO, EXPIRÓ. (LC 23, 46)


SÉPTIMA PALABRA DE JESÚS EN LA CRUZ

El Espíritu Santo engendró al Verbo de Dios, desde toda la eternidad; Y el Espíritu Santo, engendró a Jesús, el Verbo de Dios, en el seno de María Virgen: “Y se hizo hombre”; Y ahora, al final de su existencia terrena, el Hijo de Dios, uno con el Padre, entrega su Espíritu en sus Manos para volver a Él…
Misterio este de Amor que sale de Dios, está en el mundo y de nuevo vuelve al seno Trinitario, pero no está en Él como antes, porque ahora se ha introducido allí con su Humanidad Santísima.
Jesús en la cruz, a la vista de tanto desastre y oscuridad, necesitaba poner su vida entera en unas manos amorosas, luminosas y cálidas: las Manos del Padre que no saben sino amar y acariciar, contagiando bondad y ternura. A estas Manos clama y confía Jesús, porque ellas le traerán en breve, el triunfo de la Resurrección tan esperada… Pues no ha sufrido y muerto sino para culminar su obra en la Resurrección de entre los muertos…
Su tránsito final, en la muerte de su cuerpo, necesita ir acompañado por el tacto de las Manos del Padre que atemperará y suavizará el paso de la muerte a la Vida…
¡Oh, las Manos del Padre, entre las que pedimos nosotros estar y sentir, en el final de nuestra vida, al igual que el Hijo en su agonía en la cruz!... El, en este momento, nos ha merecido tan gran gracia y creemos firmemente que así será, porque hemos creído y amado a Jesús y todo lo que nos ha dicho y obrado… Él es nuestra Vida y lo amamos, sobre todas las cosas… Moriremos sí, igual que Jesús, pero entraremos en su gloria cogidos de las Manos grandes y poderosas del Padre, que en el último suspiro, nos estarán esperando abiertas y tendidas hacia nuestro pobre y pequeño ser…
¡Gracias Jesús… a las Manos del Padre, encomendamos nuestro Espíritu…!

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