"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
JESÚS, DANDO DE NUEVO UN
FUERTE GRITO, EXPIRÓ
OCTAVA PALABRA DE JESÚS EN LA CRUZ
Acababa Jesús de gritar: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué
me has desamparado?” y de nuevo grita su última palabra. Pero esta fue como un
“rugido” que daba fin a su vida y a tanto dolor y sufrimiento, físico y moral.
Jesús experimentó la muerte y sus angustias como muchos mortales. Este es el
precio del pecado, que Jesús cargó sobre Sí, para matar con su muerte, a la
misma muerte…
Este grito, es Redentor, a partir de Jesús, porque ya no
es nuestra muerte la que vivimos en nuestra carne, sino la misma muerte de
Cristo que asumió “todas”, en su Cuerpo y las Resucitó, para que vivamos en Él
y por Él…
La Sangre de Jesús, el Hijo de Dios, ha comprado para
nosotros la vida eterna y este grito, Redentor, nos hace hijos en el Hijo, por
tanto hijos de Dios y familiares de Dios… ¿Qué nos ha merecido tan gran
Redentor?: ¡Nada, a no ser la gran Misericordia de Dios, que se ha compadecido,
de forma inaudita, de nuestra miseria y pecado!…
Este clamor estentóreo, fue el fin de nuestra Redención,
en la Carne de Cristo. Dejó de vivir en nuestra tierra, abandonando el velo que
ocultaba su Divinidad y a partir de aquí, ya es su Cuerpo Glorificado el que
está intercediendo a la derecha del Padre, por todos los hombres, sus hermanos…
Pero al irse al cielo, no nos ha dejado huérfanos sino que nos entregó “otro
Consolador” que estará siempre con nosotros, hasta la consumación del mundo: Es
el Espíritu de Jesús que está en Él y ya en nosotros…
Como un “rugido” también, irrumpió entre los Apóstoles y
la Virgen María, el día de Pentecostés… Fue un viento impetuoso que hizo vibrar
toda la casa donde se encontraban y a ellos los sumió en un Fuego Divino que
grita: “¡Abba, Padre!... ¡Abba Padre!… En Él, estamos todos los que creemos en
Cristo y clamamos con el mismo grito: “¡Abba, Padre!”…
¡Gracias, gracias, gracias y Alabado seas por tan gran
amor y compasión! ¡Que vivamos siempre en acción de gracias y rendidos a ti
Señor que nos has salvado!…
(Mañana, Domingo de Resurrección, colgaremos un nuevo
comentario en Rincón para orar, y a continuación, reanudaremos el ritmo normal
de los comentarios: cada miércoles y cada sábado)
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