"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO; LUEGO DIJO AL DISCÍPULO, AHÍ TIENES A TU
MADRE
TERCERA PALABRA DE JESÚS EN LA CRUZ
Así de sencillo: desde lo alto de la Cruz, Jesús ve el
desamparo de su Madre y la orfandad de su joven discípulo, Juan, a quien tanto
amaba. Mira a los otros, mira a sus fieles: Madre e Hijo y encomienda uno a
otro: “Juan, la recibió en su casa”.
La introdujo en su intimidad. Pero no fue Juan el que
hizo un favor a María, sino todo lo contrario. Ella fue el regalo más precioso
que Jesús le hizo y no solo a él sino a todos los hombres, si acogemos a María
en nuestra casa… ¡Ella llega a nuestro corazón con muchísimas gracias, porque
al ser “la llena de gracia”, las reparte sin medida!…
Desde aquella hora, todo el que se encomienda a María y
la toma por Madre, entra de lleno entre los discípulos de Jesús: somos hijos en
el Hijo. Porque hablar de María, es hablar de Jesús; amar a María, es amar a
Jesús; seguir a María, es seguir a Jesús; y cobijarse en María, es entrar de
lleno en el Corazón de Jesús…
¡Seamos fieles hijos y agradecidos a Dios! Él no pudo
darnos más, con María, como el Padre no puedo dar más a Jesús, que una Madre
Virgen e Inmaculada. Ella es Purísima y dio a luz al que es Puro y Límpido
espejo del Padre…¡El más Bello de los hombres, porque es divinamente bello!...
Estas palabras de Jesús en la cruz, marcó el comienzo de
una historia de amor en que María se aparece en el mundo a niños, hombres y
mujeres, para hacerles saborear su santidad ¡La Santísima Virgen María!...
¡Cómo le haría saborear a Juan la santidad de María, con su convivencia y
cercanía!
¡Amemos a la Madre de Jesús, con el mismo amor con el
que amamos al Señor!, ¡Ella se lo merece, porque es la Predilecta, la Elegida
en la Trinidad para ser la Madre de Dios, la Purísima!...
No hay comentarios:
Publicar un comentario