"Ventana abierta"
HOY EL RETO DEL AMOR ES
DESCOMPLICARNOS
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
¿DÓNDE ESTÁ EL PROBLEMA?
Durante este fin de semana estamos viviendo una Jornada
Monástica con jóvenes. Para ellos tenemos un pequeño albergue junto al
monasterio. Y, los días previos, lo ponemos a punto para que esté preparado.
Ayer por la mañana nos acordamos de que en la terraza
faltaba una bombilla, así que la cogimos y nos fuimos para allá a toda prisa
para terminar de dejarlo listo antes de su llegada.
Pero, ¡vaya! Cuando estábamos allí nos dimos cuenta de
que no era poner la bombilla sin más, sino que tenía un plafón, y encima había
que desatornillarlo...
-Qué desastre, no hemos traído destornillador... -le
dije a Lety, un tanto alterada por la prisa.
-Espera, espera... ¡déjame ver! -me respondió ella con
toda paz- ¿Dónde está el problema? No hace falta que volvamos: con un cuchillo
lo tenemos todo solucionado.
“¿Dónde está el problema?”... No pude más que echarme a
reír con su pregunta. Y es que es verdad, cuántas veces, ante pequeñas cosas,
montamos un problema donde no lo hay, y comenzamos a lamentarnos o a
bloquearnos sin darnos la oportunidad de solucionarlo de la forma más sencilla.
Jesús es genial en esto de “desmontar problemas”: ¿con
cuántas preguntas como esta dejaba descolocados a sus discípulos? Como cuando
les dijo en pleno descampado: “¡Dadles vosotros de comer!”. Claro, ellos, con
toda razón, le dijeron: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y
dos peces; pero, ¿qué es eso para tantos?” (Cf. Jn 6) y, sin embargo, se
fiaron: Él multiplicó los panes y pudieron saciarse todos...
O como aquella vez en que, después de una noche de duro
trabajo sin pescar nada, le dice a Pedro: “Rema mar adentro, y echad vuestras
redes”. Simón, más comedido que nunca, le respondió: “Maestro, hemos estado
bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, por tu palabra, echaré
las redes”. Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces (Lc 5)...
Pero todo esto no es cosa del pasado, sino que nada de
lo que nos sucede es ajeno a Él. Cristo puede volverlo todo sencillo, desde la
cosa más pequeña hasta el problema más trascendente. Únicamente necesita que
confiemos en Él más allá de nuestra razón, para que pueda transformar nuestra
vida e ir haciéndola más y más sencilla.
Hoy el reto del amor es descomplicarnos. Cuando nos
acechan esos pensamientos en los que nos enredamos solos... es el momento de
frenar y contar con Cristo. Recuerda que, en cualquier cosa que estés viviendo,
Cristo tiene la última palabra, y siempre será una palabra de Amor para ti.
¿Confiamos en Él?
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
©Producciones es El- Vive de Cristo (Dominicas Lerma)
Prohibido cualquier reproducción para uso comercial.
Sólo se permite un uso para actividades de evangelización
siempre que se publiquen sin ningún tipo de modificación.
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