"Ventana abierta"
Cuaresma,
tiempo de gracia, por el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona
A continuación encontrará la carta dominical del arzobispo
de Barcelona, Card. Juan José Omella, correspondiente al próximo domingo, 3 de
marzo de 2019. Para facilitar el trabajo a los editores y periodistas de los
medios de comunicación, avanzamos el envío de la carta y el correspondiente
archivo sonoro. Rogamos no se publique antes del domingo 3 de marzo de 2019.
El próximo miércoles, 6 de marzo, nos adentramos en la
Cuaresma con el signo de la imposición de la ceniza. Este momento viene
acompañado de unas palabras evangélicas, que resumen el tiempo que iniciamos:
«Convertíos y creed en el Evangelio». Dicho de otro modo: haced una pausa,
revisad vuestra vida a la luz del Evangelio, recuperad lo esencial y volved a
emprender el camino.
La Cuaresma es el tiempo que la Iglesia nos propone para
renovar nuestra adhesión a Jesucristo. La Palabra de Dios y las prácticas
penitenciales nos ayudan a redescubrir lo que es realmente importante en
nuestra vida y a rehacer nuestro esquema de valores. Es un tiempo maravilloso
para volver a empezar, para dejar atrás todo lo que hemos ido incorporando en
nuestra vida y que, no solo no nos ayuda, sino que nos dificulta el camino. La
Iglesia nos propone tres actitudes fundamentales para poder hacer este
ejercicio de transformación interior: la oración, el ayuno y la limosna.
Los cuarenta días cuaresmales, partiendo de la experiencia
vivida por Jesús en el desierto, son una invitación a tener momentos de
desierto en medio del ruido de nuestro mundo, a reservar espacios para saborear
la Palabra de Dios y a abrirnos al diálogo con Él.
El ayuno nos ayuda a reflexionar y a valorar lo que tenemos
de balde, como caído del cielo. Y del cielo, cae lo más importante para
sobrevivir en este planeta: el agua. ¡Tengámoslo en cuenta! Utilicemos el agua,
pero no la desperdiciemos. Os propongo que hagamos un ayuno de agua, haciendo
un consumo responsable. ¿Cómo? Por ejemplo, acortando el tiempo de la ducha y
poniendo lavadoras a plena carga. Racionalicemos el consumo de este bien tan
preciado.
También os animo a racionalizar los conflictos entre
hermanos. Hagamos que este año sea un verdadero tiempo de fraternidad. Hagamos
ayuno de luchas innecesarias que nos llenan de rencor y nos dejan vacíos. En
este sentido, el papa Francisco decía hace unos días en Abu Dabi: «para
preservar la humanidad de la destrucción, Dios pide a Noé que entre en el arca
con su familia. También hoy, para salvaguardar la paz, necesitamos entrar
juntos como una misma familia en un arca que pueda navegar por los mares tormentosos
del mundo: el arca de la fraternidad.»
Incorporemos también la limosna en nuestra vida, como
actitud que nos acerque a Jesucristo. Seamos generosos con nuestros hermanos
más pobres. Conviene que estemos atentos a tantas personas que necesitan ser
atendidas material y espiritualmente.
El tiempo de Cuaresma es un camino hacia la Pascua que pasa
por la Pasión y la Cruz. En este tiempo de preparación, os invito a crecer
cristianamente. ¿Qué significa esto? Básicamente, significa renunciar a uno
mismo y abrirse al amor. Renunciar a uno mismo para vivir, entregarse para
reencontrarse, empobrecerse para enriquecerse… Aunque parezca una paradoja,
este es el camino de la vida, de la alegría y de la verdadera felicidad.
Queridos hermanos, que la Cuaresma de este año sea un tiempo
de gracia especial para todos nosotros.
Card. Juan José Omella
Card. Juan José Omella
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