Páginas

miércoles, 6 de febrero de 2019

El árbol de las manzanas

"Ventana abierta"


El árbol de manzanas


Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta el tope y él le daba sombra. Él amaba al árbol y el árbol amaba al niño.
Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol.

Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste: 
“¿Vienes a jugar conmigo?” 

Pero el muchacho contestó:
- “Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos”. 

- “Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero… Te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes”. 

El muchacho se sintió muy feliz. Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz. Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste.

Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó:
- “¿Vienes a jugar conmigo?” 

- “No tengo tiempo para jugar. Debo de trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos. ¿Puedes ayudarme?”… ”

- Lo siento, pero no tengo una casa, pero…tú puedes cortar mis ramas y construir tu casa”. 

El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario.

Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado.
-  “Vienes a jugar conmigo? le preguntó el árbol. 

El hombre contestó:
- “Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?”. 

El árbol contestó: 
- “Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz”. 

El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo.
Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: 
- “Lo siento mucho, pero ya no tenga nada que darte ni siquiera manzanas”. 

El hombre replicó:
- “No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar…Por ahora ya estoy viejo”. 

Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo:
- “Realmente no puedo darte nada…. la única cosa que me queda son mis raíces muertas”. 

Y el hombre contestó: 
- “Yo no necesito mucho ahora, sólo un lugar para descansar. Estoy tan cansado después de tantos años”. 

- “Bueno, las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate conmigo y descansa”. 

El hombre se sentó junto al árbol y éste feliz y contento sonrió con lágrimas.

El árbol son nuestros padres. Cuando somos niños, los amamos y jugamos con papá y mamá… 
Cuando crecemos los dejamos …..sólo regresamos a ellos cuando los necesitamos o estamos en problemas… No importa lo que sea, ellos siempre están allí para darnos todo lo que puedan y hacernos felices. 
Valoremos a nuestros padres mientras los tengamos a nuestro lado y si ya no están, que la llama de su amor viva por siempre en tu corazón y su recuerdo te dé fuerza cuando estás cansado…

No hay comentarios:

Publicar un comentario