"ventana abierta"
La belleza pone al hombre de rodillas
Párroco de San Miguel, en Guadix. Canónigo y Director del Secretariado de Arte Sacro y Patrimonio
El arte cristiano, y más concretamente el arte
sacro, es un lugar “sobrenatural” que interroga a la razón desde la emoción que
produce la belleza. Por eso Benedicto XVI afirmaba que la verdadera apología
del cristianismo, la demostración más convincente de su verdad contra todo lo
que lo niega, la constituyen, por un lado, los santos, y por otro la belleza
que la fe ha generado. La belleza nos faculta para descubrir lo sobrenatural en
lo empírico, haciendo posible la comunión con el Misterio Divino. San Agustín
corrobora con su experiencia esta afirmación: ¡Cómo lloré con tus
himnos y cánticos, profundamente conmovido por las voces de tu iglesia,
cantando suavemente! Las voces penetraban en mi oído y con su corriente iba
goteando la verdad de mi corazón. Se despertó el sentimiento de Dios, se me
caían las lágrimas y me sentía plenamente feliz. (Confesiones IX,6,14)
La belleza artística, incluso la que no tiene
un contenido religioso, puede llevar al embelesamiento y, desde ahí, siempre
puede darse el paso a la oración, al amor a Dios, a la adoración; porque la
belleza, si es verdadera, “pone al hombre de rodillas”. Por eso, en los caminos
de la nueva evangelización a la que estamos llamados, “tenemos que conducirnos
a nosotros mismos y guiar a las personas con las que nos encontramos a entrar
en contacto con lo bello”.
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