"Ventana abierta"
Padres y madres
ausentes: ¿cuáles son las consecuencias?
Muchos padres y madres están cerca físicamente de sus hijos, pero lejos emocionalmente; ellos se consideran "padres ausentes". Este comportamiento causa graves efectos en el menor.
"Un padre [o madre] ausente no sólo es el que físicamente no está, porque aun estando presente, es el que no desarrolla un rol de guía, de mentor, de orientador, de factor de seguridad y estabilidad con el niño y la familia. Es el que con el rol que desempeña, no crea vínculos seguros y afectivos con el niño", aclaró la psicóloga y directora del Centro PE y DE, Alejandra Rivera.
"Un padre [o madre] ausente no sólo es el que físicamente no está, porque aun estando presente, es el que no desarrolla un rol de guía, de mentor, de orientador, de factor de seguridad y estabilidad con el niño y la familia. Es el que con el rol que desempeña, no crea vínculos seguros y afectivos con el niño", aclaró la psicóloga y directora del Centro PE y DE, Alejandra Rivera.
Muchos padres y madres no
imaginan el daño que puede causar en la vida del menor que ellos no estén
presentes en los diversos procesos de su vida. La especialista señala que la
primera necesidad de un niño es sentirse amado, pero además necesita de apego,
de vínculos seguros, de ser atendido y orientado.
"Si esto no lo tiene,
se produce una desprotección psíquica que influye no sólo en su estabilidad
emocional, también en su seguridad y deseos de salir a aprender de ese mundo
complejo en el que se tiene que integrar", expresó.
Muchos expertos señalan que
existen los padres y las madres que están cerca corporalmente, pero alejados en
su totalidad en el aspecto emocional. Las excusas como "paso demasiado tiempo
en el trabajo” o “estoy muy cansado", a la larga generarán heridas en tus
hijos.
Entonces, ¿qué hacer? Rivera
expone que siempre se pueden usar pequeños momentos a lo largo de la jornada.
"Por ejemplo, al inicio del día, desayunar juntos; de camino al colegio, hablar
con ellos trasladando mensajes positivos con expectativas: ‘espero, hijo, que
tengas un lindo día, que te diviertas; estaré pensando en ti. Te amo’; o al
mediodía -si es posible- almorzar juntos, si no, hacerles una corta llamada de
teléfono diciendo: ‘hijo, estoy pensando en ti, me haces falta, nos vemos más
tarde’". Incluso, la cena es sumamente importante para conocer lo que sucedió
en el día de tu hijo e incluso, para contar un cuento o hacer un juego.
"Debemos hablar con los hijos
aún siendo niños, escuchar sus ideas, sus problemas, lo que nos tienen que
decir. Esto siempre nos acerca y se fortalecen los vínculos. Siempre recomiendo
decir y demostrar con acciones el afecto, el interés, el amor por ellos",
añadió.
Educación
Muchos padres y madres se
preocupan por la educación de sus hijos, pero pagar los estudios o recibir las
calificaciones cada mes no significa ser un ente activo.
La psicóloga señala: "La labor
educativa de los padres es muy amplia, hay que saber que los padres con estas
tareas los forjan, de modo que la presencia y el acompañamiento siempre debe
estar".
Entre más pequeños hay más
necesidad de recibir apoyo de sus padres; es decir, con los niños se necesita
designar tanto cantidad como calidad de tiempo. En la adolescencia esto cambia,
en esa etapa los hijos necesitan calidad y ya no tanto cantidad como cuando son
unos niños.
Es necesario que cada padre y
madre tome en cuenta que su presencia activa es esencial. Así se evitará la
baja autoestima, bajo rendimiento escolar, problemas de conducta e incluso, el
descontrol de identidad. No olvides que los padres son muy susceptibles para
notar conductas extrañas y al hacerlo podrán tomar medidas inmediatas.
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