"Ventana abierta"
Mamá, en misa ¡Me aburro!
Eva Carreras.
Hace días que estoy dando vueltas en mi cabeza.
Mi hijo me dio la clave, el punto de partida. Me dijo: "mamá! ¡En misa me
aburro! ¿Por qué vamos a misa? ¡ Yo no quiero ir!"
Y me recordé a mi misma diciéndole algo
parecido a mi madre. Me volví a ver sentada en un banco contando las baldosas
blancas y negras del suelo de la iglesia, sin entender ni importarme nada de lo
que estaba sucediendo en el altar.
Mi madre no se escandalizó cuando le dije que
había decidido no ir porque, para aburrirme, mejor me quedaba en casa. Me habló
con mucho cariño y me regaló un misal para niños animándome a seguir la misa
con él. Le hice caso y supere mi dificultad.
Pero, ¿qué hacer cuando nuestros hijos tienen
dificultades con la lectura?
Necesitamos aprender a leer conociendo las
primeras letras. Si cuando apenas distinguimos las vocales nos dan "El
Quijote" como libro de cabecera, con toda seguridad no volveremos a coger
un libro en la vida. El problema no está en "El Quijote" si no en nuestras
dificultades para entenderlo si no nos dan las herramientas para hacerlo.
Lo mismo sucede, salvando las distancias, con
la misa. Es un misterio tan grande que debemos ir aprendiendo poco a poco,
pasito a pasito, haciéndonos niños con nuestros hijos.
Mi hijo esperaba una respuesta y se la di:
"nos aburrimos cuando no entendemos nada”.
Vamos a pensar cada domingo en tres cosas que
nos puedan ayudar a comprender mejor. Porque cuando dejas de contar baldosas,
el Señor te engancha y ya no se trata de "tener que ir" si no de
"desear ir". Tú hazme caso"
Y esta es nuestra propuesta para este año de
catequesis para la familiar. Avanzar juntos, domingo a domingo, intentando
detenernos en cada detalle, palabra, gesto… que nos ayude a enamorarnos de este
sacramento. Porque, que nos aburramos no significa que no queramos a Jesús,
significa que necesitamos aprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario