"Ventana abierta"
Santa María 26 marzo, 2017
Evocación, gratitud y semblanza en la hora de la muerte de Paloma Gómez Borrero.
Paloma amiga por Jesús de las Heras Muela.
Evocación, gratitud y semblanza en la hora de la muerte de Paloma Gómez Borrero.
Paloma amiga por Jesús de las Heras Muela.
Hizo realidad aquel deseo, convertido en canción por Roberto Carlos, “Yo quiero tener un millón de amigos”. Y un servidor, sin importarle el número que hacía dentro de este inmenso millón de amigos, ha sido –un honor- desde hace más de décadas amigo de Paloma, de Paloma Gómez Borrero.
Paloma era así. Era tan así que era igual en el trato que en la tele: cercana, cariñosa, veraz. Era alguien que transmitía confianza. Nada más lejos de una diva, de la diva de la comunicación que era. Y lo era siempre: en la cumbre del éxito, que le acompañó durante casi su vida profesional y también en su atardecer.
Le dabas cuatro ideas y en la servilleta de una cafetería, por ejemplo, pergeñaba una crónica para la radio, que sonaba luego a las mil maravillas. La llamabas por teléfono y te lo cogía… y te respondía. Siempre estaba disponible y dispuesta a ayudar y a colaborar. Era un todoterreno de la comunicación e igual hacía una crónica para la radio, una tertulia para la tele, un artículo a mano para el periódico o la revista, que recitaba como nadie a santa Teresa de Jesús o a san Juan de la Cruz.
Para tantos y tantos miles y millones de personas fue la voz traducida, concreta y cercana de Juan Pablo II, su testigo permanente, su defensora aguerrida y amable en los mil y un debates de la comunicación social y de la vida.
Fue también amiga nuestra, amiga de Sigüenza-Guadalajara. No sabría decir con precisión las veces que estuvo entre nosotros, pero fueron varias. Un servidor la trajo, al menos, dos o tres veces a Guadalajara: a la Cope, la Fundación (entonces todavía Club) Siglo Futuro y creo que a la Cátedra Diocesana de Formación Permanente. No recuerdo ahora con precisión si vino al Seminario de Sigüenza. En Sigüenza, le enseñé la catedral hace algún tiempo (en Sigüenza, veranea una íntima amiga suya), fue pregonera de la Navidad de 2013 en la capital gudalajareña, y la última vez que vino fue en julio pasado, en un recital teresiano. Seguro que estuvo en Pastrana y creo que también en Brihuega. Y quiero recordar que también estuve con ella en Espinosa de Henares cuando, hará una decena de años, la eligieron alcaldesa de honor por un día, por el día de santa Águeda.
Gracias, Paloma, amiga. Ha sido un honor ser también tu amigo y que también hayas sido amiga de Sigüenza-Guadalajara, y así más fuerte poder cantar y volar… Volar como tú ahora, que a las ocho de la tarde del viernes 24 de marzo, en la víspera de la Anunciación y Encarnación, dijiste tu “fiat” para siempre, tu titular y tu exclusiva para la eternidad. Lo hiciste de sorpresa, deprisa, como siempre ibas. Casi volando. Como casi siempre, Paloma estaba y dejaba de estar… Ahora no estás ni estarás, pero permanecerás para siempre en nuestro corazón de amigos. Gracias, amiga.
Gracias, Paloma, amiga. Ha sido un honor ser también tu amigo y que también hayas sido amiga de Sigüenza-Guadalajara, y así más fuerte poder cantar y volar… Volar como tú ahora, que a las ocho de la tarde del viernes 24 de marzo, en la víspera de la Anunciación y Encarnación, dijiste tu “fiat” para siempre, tu titular y tu exclusiva para la eternidad. Lo hiciste de sorpresa, deprisa, como siempre ibas. Casi volando. Como casi siempre, Paloma estaba y dejaba de estar… Ahora no estás ni estarás, pero permanecerás para siempre en nuestro corazón de amigos. Gracias, amiga.
A última hora de la tarde del viernes
24 de marzo (en torno a las 20 horas), falleció en un hospital de Madrid Paloma Gómez Borrero, mítica
corresponsal de radio y de televisión en Roma y en el Vaticano. Llevaba dos
semanas ingresada en este hospital, aquejada de una grave enfermedad (un cáncer
de hígado). A causa de su hospitalización, tuvo que aplazar diversos
compromisos que tenía adquiridos, como una conferencia en la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo bajo el título “Una periodista y cuatro Papas”.
Paloma Gómez Borrero nació
en Madrid el 18 de agosto de 1934. Estaba casada y era madre de tres hijos y
abuela de varios nietos. Estudió Periodismo en la entonces Escuela Oficial de
Madrid. Concluyó sus estudios en 1955, Trabajó en distintos medios de
comunicación (“El Alcázar”, “Crítica”, “Senda”, “El Correo Español-El Pueblo Vasco”, “Blanco y Negro”, “El Pueblo Gallego”, “Sábado gráfico”). En 1976 fue
destinada a Roma como corresponsal de TVE para Italia y el Vaticano, siendo
cesada en 1983. Desde entonces y hasta 2012 fue la corresponsal en el mismo
destino de la Cadena Cope. Después y hasta su muerte, ha sido colaboradora de
COPE y de 13TV. También fue habitual colaboradora de radios y televisiones de
América Latina (México, Colombia, Venezuela). Fue la primera mujer corresponsal
en el extranjero de TVE.
Asimismo ha participado como
contertulia e invitada en numerosos programas de TVE, Antena 3, Telemadrid, y
Tele 5, entre otros muchos medios. Ha sido autora igualmente de varios libros
sobre temática muy variada: los Papas Juan
Pablo II y Benedicto
XVI, la ciudad de Roma y hasta de gastronomía (Huracán
Wojtyla, Juan Pablo, amigo: la
vida cotidiana en el Vaticano, Santas
del siglo XX, en colaboración, Los
fantasmas de Roma, La Alegría,
Adiós, Juan Pablo, amigo, De Benedicto a Francisco. El cónclave del cambio, Juan Pablo II. Recuerdos de la vida de un
santo, Dos Papas, una familia, Caminando por Roma, Los fantasmas de Italia, Una guía del viajero para el Jubileo, El Libro de la pasta, Pasta, pizza y mucho más, Comiendo con Paloma Gómez Borrero, Cocina sin sal, Nutrición
infantil,…
Con más de 60 años de profesión Paloma Gómez Borrero ha dado más
de 29 vueltas al mundo siguiendo los viajes del Papa, singularmente de Juan
Pablo II (cumplió prácticamente todos ellos). Siguió informativamente cuatro
cónclaves (los de 1978 y los de 2005 y 2013).
Entre las numerosas condecoraciones
recibidas, destacan las de Isabel la Católica del Reino de España, Dama de la
Orden Pontificia de San Gregorio Magno, Premio Calandria al mejor
corresponsal extranjero en Italia (1980), Premio Bravo de la CEE (en dos
ocasiones), Cruz Pro Ecclesia et
Pontifice, Premio Espiritualidad, Premio Europeo del Ayuntamiento de
Roma, Premio Rodríguez Santamaría de la Asociación de la Prensa de Madrid,
Premio Iris de la Academia de Televisión a toda una vida, Premio
Julio Camba de Periodismo, Micrófono de Oro, etc.
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