"Ventana abierta"
HOY EL RETO DEL AMOR ES
REÍRTE DE TUS PERFECCIONISMOS Y DISFRUTAR CON LO QUE HAGAS
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
TRABAJO MOJADO
Durante esta semana estamos de limpieza general en el
Noviciado. Altillos, cortinas, estanterías, cristales... estamos aprovechando
para limpiar bien a fondo cada rincón.
Ayer tocaba limpiar cristales. Y, como nos hemos
repartido las salas, a mí me tocaban los cristales del Oratorio y de la sala
grande de arriba.
Quité los cristales, busqué los trapos y encontré un
producto para añadir al final que me convenció para que quedaran impolutos. Así
que me puse a ello.
La verdad es que acabé agotada, tenía que dar cuatro
pasadas por cada lado del cristal: una limpiando, otra secando, otra
extendiendo el producto, y otra quitando el producto...
No me cundió mucho, me llevó un par de horas hacer tan
sólo 8 cristales, mientras que Lety, que estaba en la galería (que es un
pasillo con unas 20 ventanas), se hizo 16 en el mismo tiempo, teniendo que
subirse a escaleras para hacer la parte de arriba, limpiando también la
persiana... ¡y además le habían quedado genial!
Ciertamente, la diferencia era considerable, pero creía
que podía quedarme satisfecha de mi trabajo pensando que los había querido
dejar “perfectos”.
Sin embargo, el Señor, que no cesa de enseñarnos en el
camino de la vida, me mostró con gran sentido del humor que Él se ríe de mis
perfecciones. Al caer la tarde, un nubarrón inmenso se puso por encima del
pueblo... y comenzó a llover. Estuvo lloviendo toda la noche.
Cuando me di cuenta, pensé: “Oh, no, los cristales”. Me
entró la risa, y se lo compartí a las demás, porque sólo había caído agua sobre
los que había limpiado yo, mientras que en la galería, como Lety había limpiado
las persianas, se habían quedado bajadas, por lo que los cristales seguían
completamente limpios.
¡Qué sentido del humor tiene el Señor! Y me valió
profundamente para darme cuenta de que, al final, de cada cosa que hagamos, lo
único que queda después es el amor que hayamos puesto en ello, y lo que hayamos
disfrutado haciéndolo. Cristo se ríe de nuestros perfeccionismos, porque Él no
busca eso, sino que vivamos desde el amor.
Y es que, encima, el querer hacerlo todo perfecto es un
engaño, porque nunca será suficiente; esa idea de perfección dentro de nosotros
se vuelve cada vez más y más exigente, y es lo que en definitiva nos impide
disfrutar de cada cosa que hagamos.
Hoy el reto del amor es reírte de tus perfeccionismos y
disfrutar con lo que hagas. Hoy da tu mano a Cristo y deja que Él te muestre
una nueva forma de llevar a cabo esas tareas en las que hasta ahora te desvives
persiguiendo algo “perfecto”. ¡Cristo quiere que seas feliz!
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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