"Ventana abierta"
HOY EL RETO DEL AMOR ES AMAR LAS DIFERENCIAS
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
EN SU PUNTO
Hace un par de noches, la procuradora encargó a las que
estaban de cocina que hicieran pizzas. La primera parte era fácil: había dos
tortas de pan que, abiertas por la mitad, eran la base estupenda para cuatro
pizzas. Yo aparecí de casualidad en la cocina cuando iban a meterlas en el
horno. Aprovechando la circunstancia, dio comienzo el Capítulo De Decisiones
Para Salvar La Cena.
En sí la técnica de estas pizzas parece no tener
complicación, pero os voy a ser sincera: no hay manera de que salgan bien.
En la cocina tenemos dos hornos: uno muy grande, de gas,
en el que caben las cuatro pizzas a la vez. El otro es de luz, de tamaño
normal, como los que hay en las casas.
Al principio hacían las pizzas, todas a la vez, en el
grande. Pero, como es muy antiguo, sólo da calor por abajo... Así que, cuando
se doraba el queso, ya se había quemado la base.
En su día, yo propuse hacerlas en el pequeño, con el
grill a tope. Como íbamos de una en una, no daba tiempo... Y, claro, la
velocidad tiene sus inconvenientes: el queso de arriba se chamuscaba, sin que
llegase siquiera a calentarse el pan.
Con estos antecedentes, la noche pasada decidimos probar
el "plan C": ¡usar los dos hornos! Todas las pizzas empezaron en el
horno grande. En cuanto el queso comenzaba a derretirse, las pasábamos
rápidamente al horno pequeño para terminar de tostarlas. ¡Las pizzas salieron
calientes y el queso doradito! ¡¡Mmmmmmmmm...!!
La verdad es que fue un regalo del Señor: mientras
sacábamos las pizzas, no dejaba de dar gracias a Cristo por el don de la
Comunidad. Y es que, entre las que cocinamos, siempre hay algunas que prefieren
el horno grande y pasan del de luz; otras (como yo), considerándose fans del
pequeño, ni siquiera miran al de gas... Y, para hacer una buena pizza, ¡han
hecho falta los dos! Sólo Cristo, dándonos una mirada de amor, nos regala
descubrir la riqueza de la diferencia...
Hoy el reto del amor es amar las diferencias. Puede que
haya alguien a tu lado con quien, hablando claro, sientes que sois
completamente contrarios. Hoy te invito a que reces por esa persona: háblale a
Cristo de él o ella, y pídele que te dé unos ojos nuevos para descubrir que...
¡sois perfectamente complementarios! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
www.dominicaslerma.es
¡Feliz día!
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