"Ventana abierta"
Reto de amor: sin oxígeno
Hola, buenos días, hoy
Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
SIN OXÍGENO
Ayer me tocaba encender
la gloria. Hay que meter leña y papel por una pequeña puerta. El día anterior
encendió Israel y me dijo:
-Esas tablas prenden muy
bien.
¡Eran perfectas! Puse
una buena base de papel, troncos, palos… Finalmente cogí una de las tablas.
Pensé que lo mejor sería cortarla y meterla en trozos, pero luego me dije:
¡¿Para
qué?!, mejor así, que no tengo tiempo.
Total, que cogí la tabla
tal cual. A duras penas entraba por la puerta, pero lo logré, y la tabla se
deslizó sobre toda la base de papel y leña que estaba preparada. Encendí y… ¡se
apagó! Al rato volví a encender y… ¡se apagó! Así unas cuantas veces.
“¡Qué bruta!”, pensé
después. Con la tabla ahogaba el fuego, no le dejaba respirar. Podría ser muy
buena, prender muy bien, pero… no era la manera de meterla en la gloria para
encender.
A veces tenemos personas
cerca que nos comparten un problema, una situación… y tendemos a echar la tabla
grande encima antes de que lo solucionen. A darles toda la luz que creemos
tener sobre el problema haciendo un juicio, les ahogamos: “Ya te dije que no
tenías que estar con esta persona”, “Sabía que te pasaría”, “Eso te ha ocurrido
por…”
Hoy pensaba en qué
importante es dar oxígeno, dejar que la persona comparta, ponernos en su lugar
y, a su ritmo, ir echando papeles, troncos pequeños… para que pueda ver luz
sobre lo que le pasa. Acompañar poco a poco, saber ventilar cuando es
necesario, saber esperar, saber escuchar… dejar que la hoguera prenda, dejando
que Cristo vaya entrando con Su luz.
Jesús, siempre que se
encontraba con alguien que estaba sufriendo, le dedicaba tiempo: escuchaba,
preguntaba… ¿Y la tabla grande? La echaba, sí, pero cuando ya se habían curado
las heridas. El juicio moral siempre iba al final, para que la persona no se
volviese a destruir.
Hoy el reto del amor es
que dejes oxígeno para que prenda el fuego. Dedica un rato sólo a escuchar y
permanecer al lado de esa persona que tienes cerca y está pasando por un mal
momento. Camina a su lado, no delante, sino al lado, y siempre detrás del
Señor. Él pondrá en ti las palabras, los gestos oportunos. No tengas miedo a
tener que permanecer en silencio, simplemente orando por ella, no temas a tener
que dejar espacio. No siempre hacen falta palabras para consolar: que, por
medio de ti, Él sea su consuelo.
¡VIVE DE CRISTO!
http://dominicaslerma.es/
¡Feliz día!
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