"Ventana abierta"
11 - Marzo - 2015
Osoro entrega a Mensajeros de la Paz la gestión de la madrileña Iglesia de San Antón.
Padre Ángel:
"Bienvenidos a esta Iglesia, las 24 horas.
Venid a rezar, a soñar, a pedir y a dar".
"Un lugar abierto de día y de noche, una casa de acogida, una isla de misericordia, una casa solidaria, un pequeño hospital de campaña".
El "padre de los descartados" recibe el mejor regalo el día de su 78 cumpleaños.
El Padre Angel, durante la inauguración de la Iglesia de Mensajeros de la Paz
(Jesús Bastante).- ¿Qué debería ser una iglesia? Además de un recinto sagrado donde se imparten los sacramentos, naturalmente. "Un lugar abierto de día y de noche, una casa de acogida, una isla de misericordia, una casa solidaria, un pequeño hospital de campaña". Esto, y mucho más, es la madrileña iglesia de San Antón, insertada en mitad de la calle Hortaleza, y que desde hoy ha sido encomendada por el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, al padre Ángel y Mensajeros de la Paz. Un lugar donde todos puedan sentirse bendecidos, todos los días. Porque vivir la fe es una bendición, y una fiesta. Y Mensajeros de la Paz sabe mucho de festejar la vida, de celebrarla y de conquistarla. Y, mejor que nadie, su presidente y fundador, el padre Ángel García, que hoy, además, cumplía 78 años. Un magnífico regalo de cumpleaños en forma de abrazos, risas y un sueño cumplido. El apóstol de la solidaridad es, desde hoy, un "párroco".
El templo
es una gozada. Por su ubicación, por su historia y por su belleza. Se trata de
un templo con gran valor artístico y sentimental: allí se bendicen los animales
el día de San Antón, y se conservan las reliquias de San Valentín, el patrón de los enamorados.
Una historia de amor, la de Mensajeros de la Paz, que lleva más de medio siglo
luchando por construir un mundo mejor en más de medio centenar de países de
todo el mundo.
"Hoy es un día de gran
alegría", arrancó la Eucaristía el padre José Vicente, quien anunció que
Osoro había encomendado la gestión de San Antón a Mensajeros. "Es una gran
ilusión del padre Ángel desde hace muchísimos años". Poniendo voz a todos
los allí presentes -trabajadores, amigos y colaboradores de Mensajeros de la
Paz-, José Vicente dio gracias a Dios por "esa energía que tiene el padre,
y que nos hace tener a todos los que trabajamos con él", y pidió que
"le siga cuidando, le siga ayudando, para que pueda seguir liderando esta
gran obra, trabajando siempre en favor de los más desfavorecidos".
Flanqueado
por cinco sacerdotes -una de las funciones de la iglesia de Mensajeros será
tener siempre disponible un cura que confiese, que aliente, que ofrezca el
Evangelio- el padre Ángel, visiblemente emocionado, dio las gracias a los
asistentes por acompañarle "en este día precioso, ideal para repetir las
palabras del Papa Francisco, que nos dice que no sólo hay que trabajar. También hay que acariciar, besar,
acompañar..."
"Queremos que esta iglesia del corazón de Madrid sea un hospital de campaña
para curar muchas heridas, porque hay mucho sufrimiento, pero
también brilla la solidaridad y el amor", proclamó el sacerdote, quien
animó a todos a "decir muchas veces las dos palabras: perdón y gracias, y
no sólo a Dios, sino sobre todo a cada uno de vosotros, de manera especial a
quienes conviven con nosotros".
La clave
de la vida del padre Ángel se resumía en la frase que presidía el altar: "Solo ante Dios y un niño (y un anciano)
nos ponemos de rodillas". Por ellos, y por muchos otros que
necesitan acogida, un lugar en el que descansar, ser escuchados y escuchar,
"la vida merece la pena ser vivida. La vida, si es para hacer felices a
los demás".
El padre
Ángel recordó a sus padres, familia y amigos, a todos los que en algún momento
contribuyeron a hacer realidad lo que hoy es Mensajeros, desde Ángel Silva a Osoro,pasando por Tarancón, desde Lina Morgan a Enrique Miret Magdalena o Sabino
Fernández Campos, y por los tres símbolos sufrientes de la lucha de
Ángel García, representados en tres personas: Vicente Ferrer, la fe; el Papa Francisco, la esperanza; y la madre
Teresa, la caridad.
Y tras las gracias, los sueños: "Queremos que esta sea la
iglesia de la familia de Mensajeros de la Paz. Esta es vuestra casa, estará abierta las 24 horas del día. Podéis
hacer de todo, menos quitar las alfombras", bromeó. O tal vez no tanto.
Una iglesia de "puertas abiertas, un oasis de silencio y oración, una casa
solidaria, donde se bendicen a los animales, a las plantas, y también a los hombres y las mujeres, sean de
la condición que sean".
Una
iglesia, prosiguió el padre Ángel, "para los descartados del sistema, para
los que hemos alejado de la Iglesia, para los heridos de la vida o los que están solos, para
los que quieran subirse a la ola apasionante del Papa Francisco, para los que
quieran construir el Reino de Dios".
Un templo
donde los cepillos "estén abiertos para dejar, y para coger"; donde
"se pueda bendecir a los que creen, y a los que no"; donde se
transmita la misa diaria, y el Angelus de Osoro en Bailén; con confesionarios adaptados a personas
en sillas de rueda, conciertos, presentaciones de libros, celebraciones de todo
tipo... "Una iglesia donde podamos rezar todos, de una religión o de otra;
donde podamos jugar al amigo invisible. Una iglesia a la que se pueda venir a rezar, a soñar, a pedir y a
dar".
Al término de la misa, y en nombre de la gran familia de
Mensajeros de la Paz, el director de Religión Digital, José Manuel Vidal, agradeció
"esta nueva casa que estrenamos, destinada a convertirse en la referencia
de futuro de Mensajeros". "Gracias, padre Ángel, por el inmenso
regalo que significa en nuestras vidas, en la sociedad española y en la
Iglesia", proclamó Vidal, por "una obra de la que puede sentirse
orgulloso. Una obra consolidada,
reconocida y centrada, cada vez más, en la solidaridad".
El
periodista reivindicó al padre Ángel como "el icono español de referencia
de la solidaridad, reconocido tanto en España como en el extranjero". "Es el padre de los descartados",
un "profeta" adelantado a su tiempo y, como tal, "querido por
unos y mal querido por otros, que remó contracorriente durante años en el seno
de la institución".
El acto
de hoy simbolizaba, para Vidal, "la creación de la Iglesia de la bendición",
al más puro estilo del padre Ángel, "una de las parteras de esta nueva
primavera que llegó a la iglesia con el Papa Francisco", y es que
Bergoglio, hoy, "dice cosas muy parecidas a las que el padre Ángel dice
desde hace más de 50 años". "Estamos de enhorabuena por la iglesia
que inauguramos, para ayudar al Papa en esta ingente tarea".
Una tarea
que hoy comienza, y que hoy prosigue, con las puertas abiertas. ¿Dónde? En la iglesia de San Antón, en la calle Hortaleza,
número 63 de Madrid. Una iglesia abierta, "donde quepamos
todos", como subrayó el padre Ángel, que no se quedó sin soplar sus
velas... aunque fueran las del altar cuando, al terminar la Eucaristía, el
magnífico coro entonó el cumpleaños feliz. Una iglesia de la chispa, de la
inventiva, de la alegría. Una iglesia para disfrutarla. Las 24 horas del día.
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