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jueves, 17 de noviembre de 2016

A los ochenta años. 17 - Noviembre - 2016

"Ventana abierta"


A los ochenta años


Al cumplir ochenta años, un admirador escribió al sacerdote jesuita Segundo Llorente, famoso misionero en Alaska, preguntándole por su estado de ánimo. Éste contestó:
"Me pide en su carta que le diga algo de lo que pienso al entrar en los ochenta años. Le quedo muy agradecido por creer que a los ochenta años todavía puedo pensar. Yendo al grano, digo que pienso muchas cosas. Por ejemplo, en los terribles y frecuentes sobresaltos que he causado al ángel de mi guarda. Pienso también en las incalculables horas perdidas a lo largo de tan larga vida. Si las hubiera aprovechado mejor, tal vez podría hablar tantas lenguas como el Santo Padre, o por lo menos la mitad. Y acaso hubiera llegado a la mitad de la altura mística a la que llegó San Juan de la Cruz, que murió a los 49 años. El tiempo que perdemos en la vida tiene que ser leña de roble para el purgatorio, donde arderá más tiempo del que quisiéramos.
La verdad es que a los ochenta años se desvanecen los sueños, se modifican los planes, se recortan las ambiciones, se aquietan las pasiones, ya no se duerme de noche de un tirón, da gusto estar sentado, cuesta subir las escaleras, se alargan las siestas y se echan de menos los compañeros de estudios. De estos ya quedan pocos y de esos pocos, unos están sordos,, otros viven en la enfermería, otros caminan a tientas y otros han perdido la memoria.


A pesar de eso, sostengo que un anciano puede mantener la alegría y el trabajo. Ya no puedo ser misionero en Alaska, pero lo puedo ser en el hospital de Idaho, en el que vivo retirado y en el que atiendo a los 145 enfermos que hay aquí. Además, sábados y domingos voy a ayudar a la parroquia.
En el hospital, después del desayuno, tomo del Sagrario la píxide llena de hostias consagradas y me pierdo entre médicos por los pasillos. Con la lista de enfermos voy visitando camas. A unos les animo, a otros les hago reír con un chiste, a otros confieso y les doy la comunión, o si están muy delicados la unción.
En todo caso, siempre pienso que en la tarde la vida nos examinarán en el amor y que muchos santos que vivieron menos avanzarán hacia Dios más que nosotros.



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