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domingo, 17 de enero de 2016

Jornada del Emigrante y del Refugiado. 17-enero-2016.

"Ventana abierta"


Jornada del Emigrante y del Refugiado


Hola amig@s.
La Iglesia celebra hoy la Jornada del Emigrante y el Refugiado, un argumento más para intentar, colocar de nuevo en el primer plano de la actualidad un problema que afecta a 232 millones de personas -que se dice muy pronto- en todo el mundo.


La cifra la da la Organización Mundial de las Migraciones, y el Arzobispo de Sevilla se ha hecho eco de ello en una Carta muy clara y contundente que después les vamos a resumir.
Verán, no hace tanto tiempo de la corriente humanitaria que recorrió toda Europa tras la estela de la tremenda fotografía del niño ahogado en una playa de Turquía, Aylán se llamaba la criatura.


Pues bien, han pasado dos meses, y aquella conmoción ha degenerado en una cierta indiferencia, aderezada si quieren,  con dosis de escepticismo.


El caso es que sigue habiendo miles de familias sirias a la espera de una solución definitiva al drama que sufren, y seguimos a la espera de una decisión final de los organismos europeos, una solución a la medida de la tragedia que están viviendo -como digo- miles de familias que literalmente no tienen dónde ir.


Hablábamos antes de algunas dosis de escepticismo, y es que no faltan informaciones que desgraciadamente no hacen otra cosa que arrojar la sombra de la sospecha sobre todo el colectivo.


Lo que nos llega últimamente de Alemania y de otros países que han comenzado a recibir a refugiados, está alimentando una corriente xenófoga, que además de resultar profundamente injusta, despierta la semilla de comportamientos que nunca deberían repetirse en un continente, que a la vista de la actualidad se ve que no aprende de su propia historia.


A los europeos en general y a las autoridades en particular, no vamos a pedirles que se lean la Biblia -aunque tampoco nos vendría nada mal- , la verdad, nos conformaríamos con que se repasara los libros de historia y se charlara -por qué no- con supervivientes de algunos episodios negros de la reciente memoria europea.
Ya sabemos que sirve de poco, pero nos da la impresión  de que volvemos a toparnos con las mismas piedras que sacaron lo peor de la condición humana.



El Arzobispo habla muy claro en su Carta, y denuncia la complicidad silenciosa en la que podemos caer, creyendo que hacemos lo que debemos, financiando a los países limítrofes, para que sean eso,  gendarmes de Europa a cualquier precio.


Ya sabemos que vivimos en una época en la que cotiza a la baja la reflexión, el análisis de las causas y la mirada con cierta perspectiva antes de tomar decisiones. A pesar de ello, no está demás que echemos la vista atrás, que recordemos lo que hemos sido y analicemos qué tipo de sociedad queremos construir, y si para ello terminamos echando un vistazo a los libros de historia -y por qué no, a la Biblia- pues algo habremos salido ganando. 


Les resumimos la Carta que el Arzobispo ha escrito con motivo de la Jornada del Emigrante y el Refugiado.



Monseñor Asenjo comienza su Carta, recordando la realidad de miles de familias que esperan en las fronteras de Europa una decisión política que les permita reconducir sus vidas en paz:
"En las esferas políticas apenas se a adoptado un compromiso, todavía no cumplido de albergar alrededor de un 20% de los que ya están esperando a lo largo de la extensa valla del límite del Este de la Unión. Esta manifiesta incapacidad para dar respuesta a una emergencia humanitaria de tal calibre, contrasta con la generosidad desplegada por los ciudadanos europeos de buena voluntad, decididos a ser hospitalarios ofreciendo edificios, recursos y víveres".
D. Juan José reitera el magnífico comportamiento de Instituciones eclesiales y particulares, y denuncia el efecto perverso que ha tenido esta crisis con el reforzamiento de fronteras:
" No podemos permanecer indiferentes y ser cómplices silenciosos de que se está financiando a los países limítrofes para que sean gendarmes de Europa a cualquier precio, mirando para otro lado y sin preocuparnos por el elemental respeto a los Derechos Humanos".



Para terminar, el Arzobispo subraya cuál debe ser la respuesta de los cristianos ante situaciones como esta:
"Ante los emigrantes, nuestra respuesta es el Evangelio de la Misericordia", lema de esta Jornada en el Año Jubilar, en el que todos estamos llamados a ser misericordiosos como el Padre.
La existencia de emigrantes y refugiados, golpea nuestra conciencia, nos emplaza a una conversión profunda del corazón".




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