"Ventana abierta"
martes, 26 de junio de 2012
Le dijo Pedro:
"¡Hombre no sé lo que hablas!" Y en aquel momento, estando aún
hablando, cantó un gallo, y el Señor se volvió y miró a Pedro... Y Pedro,
saliendo a fuera, rompió a llorar amargamente.
LA MIRADA DE
JESÚS...
Siempre tuve la incómoda sensación de que Él deseaba
que lo mirara a los ojos..., cosa que yo no hacía. Yo le hablaba pero desviaba
mi mirada cuando sentía que Él me estaba mirando.
Yo miraba siempre a otra parte. Y sabía por qué, tenía
miedo. Pensaba que en sus ojos iba a encontrar una mirada de reproche por algún
pecado del que no me hubiera arrepentido. Pensaba que en sus ojos iba a
descubrir una exigencia; que había algo que Él deseaba de mí.
Al fin, un día, reuní el suficiente valor y miré. No
había en sus ojos reproches ni exigencia. Sus ojos se limitaban a decir:
"Te quiero". Me quedé mirando fijamente durante largo tiempo. Y allí
seguía el mismo mensaje: "Te quiero".
Y, al igual que Pedro, salí fuera y lloré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario