"Ventana abierta"
Cuando palpita el amor
La vi mirar a mi hijo,
y vi como sonreía.
Vi en su cara reflejado
el mismo amor que sentía
la madre que me dio el ser;
la misma sana alegría,
la ilusión, la vanidad,
el gozo que le subía
del corazón a los ojos
cuando a sus hijos mecía.
Y mis lágrimas brotaron
con esa melancolía,
que convierte los recuerdos
en infinita alegría.
Vi el amor apasionado
de la madre por su hijo,
y vi... feliz, sonriente,
aquel pequeño amasijo
de carnecita rosada
que la miraba muy fijo.
Es el instinto -me dije-
es el amor que palpita,
él la mira y no la ve,
pero sólo necesita
escuchar su dulce voz...
¡y mira cómo se agita!
Cuánto amor hay escondido
en esas tiernas miradas,
en esas tenues caricias
tan dulces, tan sosegadas.
Y esto es sangre de mi sangre,
esa pequeña azucena,
es amor de aquel amor
que brotando de mis venas,
halló en su madre la vida
La miro cómo sonríe
y con un dedo en los labios
me está pidiendo silencio...
que permanezca callado...
que está mi niño dormido...
que le bese muy despacio;
y yo me inclino a mirarle,
le doy un beso temblando,
y le dejo en su carita
la caricia de mis labios...
y una lágrima rebelde
que se me escapó rodando.
A mis hijas y nietos, en nombre de sus esposos.
abuela Angelita.
abuela Angelita.
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