"ventana abierta"
domingo, 15 de diciembre de 2013
Los judíos pedían milagros para creer en un mesías rey poderoso. Jerusalén,
capital de las naciones, todos los pueblos vendrán en procesión a nuestro santo
Templo.
Los griegos exigían sabiduría. ¿Cuál fue el origen del Cosmos? ¿Cuándo será
el final de nuestro mundo? ¿Cuáles son las fuerzas que mueven las estrellas?
Dios nos dará respuesta.
Yo exijo menos. Sólo quiero que Dios me cuide. Que me libre del mal, de la
pobreza, del cáncer, del dolor, de la vejez de la tristeza y de la soledad. Y
que me escuche cuando yo le hablo, y que se note que está ahí, que yo sienta su
ayuda cuando le ruego.
Y es verdad que yo tengo derecho a pedirle a mi padre todo lo que yo
quiero, porque para eso soy hijo. Pero es también verdad que mi padre tiene el
deber de darme solamente lo mejor.
Y esta es mi fe. Gritarle siempre todo lo que ansío, pedirle que me libre
de todo lo que yo creo que es mal, es mi derecho, y es mi modo de expresar ante
Él que creo que me quiere y que me cuida... Y esperar siempre sólo la fuerza de
su Espíritu.
No espero más, pero siento la certeza absoluta de que su fuerza está en mi
vida y me hace caminar, orar, creer, que me libera del mal de mis pecados y me
atrae hacia Él.
No espero a Otro, no, no soy tan necio como para inventarme mi dios a mi
medida, a la medida de mi mente pequeña, de mis deseos, siempre tan estrechos.
Aunque he de confesar en tu presencia que suelo ser tan necio que no
escucho tu voz y no me entero de lo que Tú me pides.
Y escucharte... ¡eso sí que sería mi vida!
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