"Ventana abierta"
Cuando el niño
empieza su adolescencia, su padre lo lleva al bosque, le venda los ojos y se va
dejándolo solo.
Él tiene la
obligación de sentarse en un tronco toda la noche y no puede quitarse la venda
hasta que los rayos del sol brillan de nuevo en la mañana.
Él no puede pedir
auxilio a nadie. Una vez que sobrevive esa noche él ya es un hombre.
Él no puede platicar
con los otros muchachos acerca de esta experiencia, debido a que cada chico
debe entrar en la masculinidad por su cuenta.
El niño está naturalmente
aterrorizado. Él puede oír toda clase de ruidos… Bestias salvajes que rondan a
su alrededor, lobos que aúllan, Quizás algún humano que puede hacerle daño.
Escucha al viento soplar
y la hierba crujir, sentado estoicamente en el tronco, sin quitarse la venda.
Ya que es la única manera en que puede llegar a ser un hombre.
Por último, después
de esa horrible noche, aparece el sol y el niño se quita la venda…
Es entonces cuando descubre a su padre sentado junto a él.
Es entonces cuando descubre a su padre sentado junto a él.
Su padre no se ha
ido, ha velado toda la noche en silencio, sentado en un tronco para proteger a
su hijo del peligro sin que él se dé cuenta.
De la misma forma,
nosotros nunca estamos solos. Aún cuando no podamos verlo, en medio de las
oscuridades de la vida, nuestro Padre Celestial está a nuestro lado, velando
por nosotros, sentado en un tronco.
Cuando vienen los
problemas y la oscuridad, lo único que tenemos que hacer es confiar en Él,
algún día vendrá el amanecer y lo veremos cara a cara tal cual es.
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