Enviado por la Hna Mercedes martínez Salinas RSCJ
Martha Pereyra RSCJ
Un pequeño
encuentro
Significativo del
hoy
Papa Francisco con
la
Sociedad
La mañana del 25 de agosto de 1998, cuando se velaba a la Hna. Martha Pereyra en el colegio de Almagro, ( Buenos Aires) apareció de manera imprevista el cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, con un gran ramo de rosas en sus brazos. “Vengo a darle las gracias a Martha en nombre de la Iglesia”, dijo, ante la sorpresa de los presentes por el gesto desacostumbrado. Seis años después, el mismo Bergoglio, considerando los “testimonios referidos a la fama de santidad y al desvelo que puso en la atención de los más pobres”, firmaba el decreto que iniciaba el proceso para su beatificación y canonización
“A fines de mayo de 2004, el Señor Cardenal Mons. Jorge Mario Bergoglio, SJ., llamó a la Hermana Provincial del Sagrado Corazón para un intercambio de ideas sobre la posibilidad de la Causa de Beatificación de la Sierva de Dios. Sorprendió a las Hermanas la propuesta del Cardenal; aunque todas las Hermanas la admiraban mucho, pues su vida seguía presente entre ellas, con sus ejemplos de religiosa sencilla, humilde y llena de caridad.
• El
cardenal primado de la Argentina, fue encontrado por quien escribe, en un
sencillo confesionario de una iglesia de Mataderos.
• El
reloj marcaba las siete de una mañana lluviosa y Bergoglio estaba allí, sentado
como un cura más. Fueron unos pocos minutos en los que recordó a Martha, a
quien había tratado en sus visitas a Almagro, como una mujer humilde y con
mucha paz. “No le importaban los éxitos y los fracasos, nunca le importó ser
tenida en más”, resumió.
En voz baja, Bergoglio observó cuál es, a su entender, el valor que puede señalar un modelo de vida como el de Martha Pereyra Iraola: “Hoy en día impera un consumismo que nos lleva a querer aparentar más de lo que somos, a querer que se nos tenga en cuenta, a estar en el primer lugar; Martha nos muestra un camino de vida totalmente distinto que aporta que se puede vivir, que se puede ser feliz y que se puede hacer mucho bien, no con los valores que nos propone este espíritu mundano, sino con los valores de las Bienaventuranzas”.
En voz baja, Bergoglio observó cuál es, a su entender, el valor que puede señalar un modelo de vida como el de Martha Pereyra Iraola: “Hoy en día impera un consumismo que nos lleva a querer aparentar más de lo que somos, a querer que se nos tenga en cuenta, a estar en el primer lugar; Martha nos muestra un camino de vida totalmente distinto que aporta que se puede vivir, que se puede ser feliz y que se puede hacer mucho bien, no con los valores que nos propone este espíritu mundano, sino con los valores de las Bienaventuranzas”.
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