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domingo, 31 de marzo de 2013

El gozo de la mañana

"Ventana abierta"


El gozo de la mañana

Fr. Eduardo Calero Velarde, ofm.


Sentado con gozo estoy
junto a cerezos nevados
y el aire me frota leve
la piel de mis pies descalzos,
y me asciende por las piernas
como si subiera a un árbol.


 Suave como la seda
me va acariciando el tacto
y deja sobre mi piel
la doncellez de su bálsamo.


 ¡Qué bella mañana Dios!
¡Qué dulcísimo es el pasmo!
Aquí embelesa el alma
la placidez de este ámbito 
mientras arde en el espliego,
cálices verdes, el campo.  


No dictéis ecología,
dejad el libro cerrado
y contemplad el misterio
que se abre en flor al milagro
de la presencia de Dios
que en todo está germinando.


Germinan rosas mis ojos;
brisas y aromas, mi olfato,
un musgo de melodía
crepita en mi oído fausto;
y el nácar vivo de un pétalo
me está creciendo en el tacto.


Mi paladar saborea
palabras de miel y barro
que me surgen desde el fondo
de entretelas y redaños,
y me estallan fecundantes
trepidando sobre el labio
al derramar su rocío,
como una flauta en el prado
que va despertando la vida
mientras recita su cántico.


¡Qué bella la mañana, Dios,
en los cerezos nevados,
mientras el aire me frota
la piel de mis pies descalzos!

       



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